La esquina
José Aguilar
Yolanda no se va, se queda
SUENA a bebida de discoteca en vaso largo. O a perfume de muchachito cachas de mirada perdida. Pero no, "garlic & water" es la traducción (que escuché y me hizo gracia) de nuestro prosaico "ajo y agua", esa exhortación popular a la resignación. Y es que, en Jerez, hemos empezado el año teniendo que echar mano de mucho ajo y mucha agua. Sobre todo si nos da por transitar por la Porvera.
Afortunadamente, en cuestión de inventos surgidos de la municipalidad, mi experiencia emocional suele seguir siempre la misma pauta, lo tengo más que comprobado. Primero viene el ajo, después el agua, y luego la conformidad. Me pasó con la peatonalización de la calle Larga, in illo tempore, de la que desbarré a conciencia. Me ha ocurrido incluso, para gran sorpresa mía, con el parking de la estación. Aunque con ése, la fase del "ajo" me duró un montón y, sin embargo, la del "agua" casi no me dio tiempo a vivirla. En cuanto comprobé lo baratito que sale aparcar, me conformé. Pero hay veces que, a pesar de superar las fases del fastidiarse y el aguantarse, uno nunca llega a resignarse. No creo que me conforme nunca con esos horrendos soportales de ladrillo de la plaza de la estación, que deseo que caigan pronto bajo la piqueta. Y, desde luego, no creo que me resigne nunca a ver la Porvera como la están dejando. Bajarla era para mí una experiencia estética sublime. Me engloriaba en ella.
Era mi calle favorita. Un cariñoso y confortable pie a tierra. Una balsa en los mares tortuosos del conducir por el centro urbano. Pero ahora nunca más podré aparcar en doble fila, ni hacer el encarguito en la farmacia o en las tiendas. Qué pena, me la han estropiciado.
Han trastocado mi Porvera permisiva en Porvera rigurosa. Y han lacerado su pavimento con una horrible barrera de plástico azul, vigilada y reforzada por una legión de centinelas implacables (los pivotes) también azules. No, azul no es la palabra adecuada para un color tan horroroso. No después de haberme extasiado con el azul glorioso de sus jacarandas. Todo sea por la "movilidad" del tráfico. Pero a partir de ahora, enfilaré la Porvera refunfuñando: "ajo y agua". O "garlic and water" según si quiero que me entiendan.
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