Javier Benítez

A Induráin ni tocarlo

Descanso dominical

Acuérdense de Milli Vanilli, de tantos mundiales de fútbol de la selección española, de Rosa en Eurovisión…

09 de julio 2023 - 00:00

Las decepciones pasan facturas muy altas. Que se lo digan a la mujer de Granada a la que un falso Brad Pitt ha estafado 170.000 euros de vellón. La víctima picó el anzuelo en Facebook y durante un año le hicieron creer que hablaba personalmente con el actor, que surgía una amistad y, finalmente, que tenían una relación sentimental. Entonces la supuesta estrella de Hollywood empezó a pedirle ayuda para financiar una superproducción que se rodaría en España, con lo que de paso se podrían conocer personalmente y certificar su historia de amor… Un plan perfecto. Qué hijos de puta.

Es mucho dinero pero seguro que a ella le ha dolido bastante más descubrir que su Brad no era el verdadero Pitt, verlo esfumarse de hoy para mañana, admitir que no podrá estrechar en sus brazos a tan apolíneo y hercúleo señor. Porque tamaña decepción, tan íntima, personal y particular, es más hiriente, incluso, que las frías cartas del banco, aunque la película te haya salido a precio de boda de Tamara. Sin embargo, cuando se trata de una decepción general y colectiva a todos se nos queda la misma cara y puedes, al menos, compartir la pesadumbre. Acuérdense, por ejemplo, de Milli Vanilli, de tantos mundiales de fútbol de la selección española, de Rosa en Eurovisión, de Albert Rivera, o de los indepes catalanes el día que Puigdemont declaró la independencia de Cataluña y la suspendió treinta segundos después. Se quedaron un poco ‘plof’.

Cuando te llevas un chasco en condiciones lo normal es una primera fase de angustia que va remitiendo con el tiempo, el dolor tiende a desaparecer y, aunque queda cierto escozor que brota siempre que te acuerdas, lo encajas y se termina superando. Pero no todo el mundo es igual, hay gente que no sabe digerir los malos tragos y se les hace bola, por eso es tan peligroso y cruel jugar con las ilusiones, las convicciones y la fe de la gente. Justo lo que está haciendo el revisionismo, esa corriente tan de moda ahora en España, que trata de juzgarlo todo de nuevo y que pontifica y dicta sentencia sobre referentes y mitos como el mismísimo Induráin. ¿Pues no nos dijeron el otro día en una comida que nuestro Miguelón ganó los cinco tours de Francia consecutivos porque iba dopado? Hombre, por favor. Cuidadito con estas cosas que en la reunión había dos amigos que casi convulsionan. Tuvimos que darles una bebida energética para que se recuperasen del susto. ¿Qué va a ser lo próximo? ¿Decirnos que Malta iba untada y que el 12 a 1 también fue una farsa?

Hasta ahí podíamos llegar. Que José María García o alguien ponga orden aquí. Como diría Rafael de León, toito te lo consiento menos faltarle a mi mare.

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