Innovar, ¿y eso qué es?

ESCUCHAMOS y leemos mucho estos días que una de las claves para superar los difíciles momentos que atraviesa nuestra sociedad, en particular los que atraviesan la mayoría de nuestras empresas, pasa por poner en marcha mecanismos de Innovación.

Pero, ¿en qué consiste la innovación? ¿Cómo se caracteriza y en qué se refleja el tan citado "espíritu innovador"? La mayoría de las veces asociamos el concepto de innovación a la utilización en las empresas de tecnologías cada vez más avanzadas, al desarrollo de técnicas y productos novedosos, a la introducción en nuestros procesos productivos y de negocio de la maquinaria y las herramientas informáticas y de comunicaciones más recientes. La familiarización y extensión del uso del Comercio Electrónico y de las tecnologías basadas en Internet que se ha producido durante los últimos años en nuestro tejido empresarial puede ser un buen ejemplo de ello. Y en gran medida es así. Difícilmente vamos a poder superar este bache si no estamos dispuestos a apostar y aprovechar los medios y las oportunidades que el gran desarrollo técnico y tecnológico pone hoy a nuestro alcance. Pero no podemos quedarnos sólo ahí. La innovación, la más auténtica, va todavía más lejos. El tan traído y llevado espíritu innovador supone, ante todo, un cambio de mentalidad y de actitud en la cultura de nuestras empresas y de sus dirigentes. Se trata de mirar, y de ver, las cosas a nuestro alrededor de forma distinta. La asunción de un sano espíritu crítico en nuestras organizaciones. La capacidad de asumir riesgos y buscar nuevas soluciones para, a veces, viejos problemas. Innovar es no resignarnos a mantener muchos de los paradigmas existentes, tantas y tantas formas de funcionar que son así porque siempre lo han sido. Es preguntarnos cada día no sólo los porqués, sino imaginar y aventurar nuevas vías y cuestionarnos los ¿por qué no ? Y todo ello referido no sólo a aspectos técnicos, sino a todas las áreas de la organización. La manera de relacionarnos internamente, el funcionamiento de los equipos de trabajo, la forma de abordar nuestro mercado, nuestros sistemas de calidad y control. Hacer más simples y eficientes los procesos, desarrollar nuevas formas de comunicación y acercarnos cada vez más a clientes y proveedores, permaneciendo siempre sensibles a sus demandas. Fomentar y mantener un espíritu imaginativo y creativo en nuestros colaboradores, abierto siempre a nuevas iniciativas, desarrollando en ellos otras habilidades. Teniendo siempre presente que la visión, el impulso para esta nueva manera de actuar ha de ser sistemática, coherente y proceder de la propia cúpula empresarial. En esta línea de actuación, la Confederación de Empresarios de la provincia de Cádiz (CEC) acaba de poner en marcha una nueva actividad, llamada Círculo de Innovación i+CEC, que pretende ser un lugar de encuentro para las empresas de la provincia el que analizar, desarrollar y compartir iniciativas, criterios y experiencias, con la mirada puesta en este nuevo reto. Y todo ello sin perder de vista que, como hace tiempo ya nos decía Keynes, "la dificultad real no reside tanto en concebir nuevas ideas como en saber librarse de las antiguas".