Programación Guía completa del Gran Premio de Motociclismo en Jerez

Jerez íntimo

Marco Antonio Velo

marcoantoniovelo@gmail.com

Jerez: caballos en San Miguel y Antonio Padillo

Alfa: Si Rafael Cruz Molins levantara la cabeza y se encontrara de sopetón con la escena de los caballos en el sagrario de San Miguel, le hubiese dado un soponcio. No un (so)Poncio Pilatos porque jamás el histórico cofrade del Santo Crucifijo -que Gloria haya- optaría por agachar la cerviz ni mirar -tan pimpante- a la galería ni tampoco por lavarse las manos en tiempo récord. En este episodio nadie, Deo gratias, lo ha hecho. Y todas las partes han respondido con prontitud y transparencia. Sin desvariar ni desbarrar. El comunicado del obispado, con una suma categoría argumental. Imbatible. El correspondiente al párroco, aclarando y explicitando la narración de los hechos para a la postre presentar disculpas. Sinceridad al canto. El Ayuntamiento -Jerez Film Office- asimismo al anticipar su papel de mero intermediario. Pura mediación. No hay que otorgarle más arrestos al alboroto ni sucumbir ante este simbolismo que -rémora de la desinformación- tampoco genera mayor recorrido. Decía Adolphe Thiers que “cualquier cosa debe tomarse muy seriamente pero nada trágicamente”. Cuando los intervinientes son personas inteligentes -sin ánimo de bullebulle- ni la sangre llega al río ni, menos todavía, a las cumbres borrascosas. Así ha acontecido. El malestar causado en los fieles ha sido atajado como merece: con justeza, equilibrio y rapidez de correcaminos. En corto y sin cabriolas mediáticas. Aquí el despropósito sólo ha recaído en el guionista de la idea, quien concibió un maridaje imposible. En la gestión cultural no toda ensalada es combinable. Achaquemos el desliz a un pasajero desconocimiento de la productora que fuese. Todas las partes protagónicas han cortado de raíz, en un santiamén, este asunto. Por tanto imagino la sensación de fracaso de los enemigos de la Iglesia, siempre tan al acecho como vigías en guardia: no han logrado ni por asomo convertir esta noticia en serpiente periodística de verano para fustigar con bagatelas ideológicas atornilladas al muro de la intolerancia. ¡Otra vez será! O no.

Beta: Antonio Padillo, de puro ejemplarizante, merece el punto y seguido de los reconocimientos de toda índole. Personas como Antonio construyen sociedad. Animoso, optimista, empático, solidario, proactivo, sin deseos de pontificar ni de dogmatizar ex cátedra, atento al vaivén de la actualidad. Antonio ha marcado raya en este Jerez nuestro tan proclive al cainismo. Para definir a Padillo habría que elegir el título de la romántica película dirigida por Taylor Hackford y protagonizada por el inefable Richard Gere: ‘Oficial y caballero’. Sí, oficial y caballero. Alto y no altivo, afectuoso, hijo de su tiempo. Su ‘Santo Ángel’ siempre fue de la guarda para todos los jerezanos. Padillo ha ido a la vanguardia, como un poema neotérico de Catulo. Demuestra por activa y por pasiva, en sí mismo, que el ciudadano puede implicarse en varias causas a la vez sin perder comba. Huye de la indolencia y de la pusilanimidad. Su habla es rápida y no ligera. Sintetiza bien la capacidad comunicacional. Antonio sabe apreciar la calidad de los caracoles del Bar Depaco. Y el sentimiento dorado, tan andaluz, de un brindis en reuniones anónimas. Y el valor insoslayable de la urdimbre familiar. Antonio Padillo genera amigos por doquier. Así son los sembradores de esa rala y rara virtud que los sociólogos denominan ‘carisma’. Ha entregado mucho sin solicitar nada a cambio. Ya lo adelantó Lao-Tsé: “Da y tendrás en abundancia”. Jamás le oí una mala palabra a espaldas de nadie. ¡Qué proeza, qué heroicidad! Nunca fue copartícipe de la murmuración -¡esa pérfida de colmillos retorcidos!-. Padillo gusta de lo impecable, tanto en la imagen como en los detalles organizativos de todo cuanto concierna a su iniciativa -o a su coparticipación-. Para mí tengo que Antonio Padillo está capacitado para subir al Teatro Villamarta y proclamar en alta voz el advenimiento del tiempo del gozo. “Nada más y nada menos”, según su habla de cercanías. A buen entendedor… ¿Verdad que sí, Genaro Benítez? ¿Verdad que sí, Felix Moreno

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