Jerez: enlace nupcial de Vicky Román y David Puerto

Vicky y David, felices, se dijeron el “sí, quiero” en la iglesia de Santo Domingo.
Vicky y David, felices, se dijeron el “sí, quiero” en la iglesia de Santo Domingo.

23 de octubre 2023 - 05:00

Cualquier abuela de pelo cano, ademanes jacarandosos, viva como los cantes de Manuel Torres, aseguraría que el conocido periodista jerezano David Puerto es más majo que las pesetas. El amigo, hoy -por méritos propios- al frente de la Comunicación institucional de Bodegas Cayetano del Pino, es persona serena, de nervios de acero, templado proceder y ancha perspectiva. Amable en el trato y bienintencionado en su estimulante concepto de la amistad. Excelente conversador. Nunca eleva el tono de voz ni tampoco cultiva el garrotazo y tentetieso para el frontón de las animadversiones. David está incapacitado para este último sentimiento de rechazo o antipatía aguda hacia quienquiera que fuese. Hace ascos al embuste. Su felicidad es endógena y no impostada: esta plenitud se nota a leguas: no malgasta pólvora en salvas de dimes y diretes: gusta de escribir versos: recita poesía en el diestro manejo de las exaltaciones cofradieras: ocupa los primeros puestos de salida entre quienes despuntan como firmes candidatos al Pregón de la Semana Santa tanto de Jerez -ojalá sea nombrado antes que después- como de otras localidades vecinas: la escritura forma parte de su siembra cuasi diaria: maneja el periodismo enogastronómico con soltura y amenidad: asume sobradamente que ‘in vino veritas’.

David es cristiano y cofrade, por este riguroso orden. La segunda parte contratante es una derivación de la esencia de la primera. En las Hermandades no habita en las Quimbambas. Trabaja a pleno pulmón por sus corporaciones nazarenas y además -por si fuera poco- busca erre que erre minutos debajo de las piedras -ya sean caliza o de arenisca o de un tictac de mármol- para mantener -a veces contra viento y marea- un programa radiofónico de tertulia semanasantera -bautizado ‘El incensario’- cuyos contenidos siempre dan juego a la parrilla de la actualidad más crepitante. Así, tesonero y al pie del cañón, joven y dinámico, comenzó el mismísimo Bobby Deglané (a la sazón inventor de los programas-espectáculo de la radiofonía española). En el comer y en el rascar todo es empezar. Y, radiofónicamente, David tiene madera. Y no de boj precisamente. Prepara concienzudamente la escaleta de cada programa y da carta de naturaleza a su timbre de voz: valga decir: a la calidad y textura de la dicción. A sabiendas además que en el género radiofónico el tiempo es oro. Y no pizarra de tiza seca.

Traigo a colación al periodista porque el papel prensa también ha de revestirse de crónica social. Y es que campanas han tocado a boda, como reza la tradicional sevillana. David ha contraído nupcias con el amor de su vida: Vicky Román -gran cofrade de la Hermandad de la Entrega-. En estas mismas páginas periodísticas, en las que nuestro protagonista es articulista, escribió veinticuatro horas antes de su enlace nupcial: “Y doy gracias porque no todo el mundo tiene la suerte de encontrar este amor tan bonito y correspondido. Un amor de puertas abiertas. Un amor de aire fresco, como cuando buscas recoveco entre las calles sombrías y aledañas a una playa en pleno verano. Porque ella es frescor de las mañanas, ese que te eriza la piel; o la calidez de una chimenea en una noche de invierno. Y es la conexión infinita de una mirada, que sin decir nada, te lo está contando todo”. Santo Domingo acogió una ceremonia de veras imborrable. Donde los nervios anduvieron de puntillas como equilibristas de una belleza que no conoce deserciones. El amor, sí, que nada engríe. Con ecos de Pedro Salinas: “Ni recuerdos ni presagios:/sólo presente, cantando”.

Los novios no cupieron en sí, de puro embelesamiento. Nacieron ambos para fundirse en este “sí, quiero” -que es fogonazo bruñido de rima poética-. Como el silente pasaje de un credo susurrado a orillas del Sena. Como el bronce de la etimología que goza de una entrevista paz interior. Como la autonomía de la lealtad que, según Ortega y Gasset, constituye el camino más corto entre dos corazones. Como el énfasis creativo de Luis Rosales -casa encendida, niña, lazo y río-. Como la jota que encarna la letra que ríe en el jajaja de la escritura de Juan Ramón. Como la nostalgia geométrica que jamás palpita ni crepita en dos enamorados haciendo equilibrios en la cuerda floja de la distancia, de la ausencia, del yo sin ti. El Papa Francisco nos dice que todo matrimonio es un don de Dios. Así lo percibieron, ante la radiante expresión de Vicky y David, el sacerdote Juan Azcárate, los testigos Leticia Muñoz y Jaime Betanzos, los padres de la novia: Victoria Lobo González y Manuel Román Navarro y los padres del novio: Virginia Román Lorente y David Puerto Cantero. Y así supo plasmarlo fotográficamente, con gran profesionalidad artística, Joaqui Gassín. ¡Enhorabuena a los ya marido y mujer! Acaban de regresar de su luna de miel por Nueva York y la Riviera Maya. Ambos, ella y él, se sienten radiantes. Y es que, como señala Alba Molina, “el amor, afortunadamente, nunca descansa”.

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