El Ayuntamiento ha anunciado un plan especial para que Jerez se convierta después del fin del confinamiento en "la ciudad de los reencuentros". Suena bien, aunque qué ciudad no querrá serlo cuando todo esto pase. Es cierto que en Jerez existe una oferta de ocio y hostelería bastante potente, y que en los últimos años se ha avanzado bastante en la apertura de nuevos negocios hoteleros y en una gastronomía de calidad. Pero de ahí a que eso sea de por sí un motivo especial para venir aquí y no a reencontrarse en la Sierra o en la playa... A no ser que invitemos a almorzar o a cenar a todo el que venga, claro. Que no parece que sea la solución. Y conste que a los hosteleros y hoteleros que tanto suponen para la creación de empleo en Jerez hay que ayudarles a salir de ésta. Con medidas como tener más manga ancha con el asunto de las terrazas, que parece ser un lugar bastante más seguro que uno cerrado, aunque ello suponga tener que dar algunos pasos atrás después de la campaña contra los abusos en los veladores que tanto éxito había tenido. Sea a cubierto o al aire libre, lo importante es que se reanude una actividad que, como la comercial, se ha demostrado vital en nuestra ciudad. Esa dependencia del sector servicios que se ha ido asentando en los últimos años ahora nos pasa factura más que a otros, en Andalucía como destino turístico en general. En Jerez llevamos años poniendo todos los huevos en la misma cesta, fiándolo todo a nuestro buen clima, la cercanía de las playas y un calendario festivo cada vez más variado e intenso, últimamente casi sin días para el descanso entre sarao y sarao. Y, claro, cuando se cae un naipe, se viene todo el castillo abajo.

La tarea que tenemos por delante, que no es fácil, no debe ser sólo recuperar y mantener esas fiestas con las limitaciones que a buen seguro habrá en el futuro, pues dan trabajo a muchas personas. (Por cierto que cada vez parece más difícil que se pueda celebrar este año la Feria del Caballo visto lo que ha decidido Sevilla).

Jerez debe volver a mirar a la industria. El problema es que la industria parece no querer mirar a Jerez desde hace tiempo. Los últimos proyectos anunciados por diferentes alcaldes, alcaldesas, se quedaron en eso, en proyectos. La lista es muy larga, desde aquellos todoterrenos a la fábrica de zapatos que se anunció en el pasado mandato municipal. ¿Y qué pasa con el Centro del Motor junto al circuito? ¿Cuándo va a arrancar el Museo del Flamenco? ¿Por qué no se le ha puesto más fácil la llegada a la empresa Willis para reparar aviones en el aeropuerto? Ya, la política. Siempre la política. Pues como no lleguen industrias que generen mucho empleo y sinergias a su alrededor, sólo con pequeños emprendedores (y muy buenos, que los hay) no seremos capaces de salir de situaciones como la actual en la que se ha parado el principal motor económico no público de la ciudad. Si queremos que Jerez sea la 'ciudad del reencuentro' con la felicidad, vayamos pensando en que se reencuentre también con la industria.