'El Libro de los Árboles'

UNA nueva voz femenina ha aparecido en el panorama de la poesía española. Y se impone llamar la atención sobre su valía. Alicia Aza, madrileña de cuarenta y cuatro años ha publicado su primer libro de poesía, alternando su escritura íntima con su quehacer de abogada, de profesora y de tratadista de Derecho Mercantil. Y su libro de versos es un dechado de madurez personal y de sabiduría lírica. Se titula 'El Libro de los Árboles' (Colección Anfora Nova, Rute, 2010).

Lo primero que consideramos hacer ante el poemario de Alicia Aza, para dar razón de su calidad poética, es transcribir uno de sus poemas, el titulado 'La golondrina merodea entre el magnolio': "En la penumbra de los días / se desvanece lo vivido/ en los misteriosos susurros/ lento marchitar de la las flores./ Tus labios, sépalos robustos/ que dulcifican la sonrisa/ de un cáliz poseedor de néctar,/ se condensan en mi memoria./ Mientras me esfuerzo en ser corola/ alentadora de suspiros/ muestro los colores de un ave/ cuyo nombre tu me enseñaste./ Negro, azul, blanco, trilogía / de la noche aterida y mansa/ cuando sólo es una mañana/ apaciguada de domingo".

Alicia Aza, sobre y entre el simbolismo de los árboles - 'La mimosa plateada', 'Cipreses custodios', 'La memoria del castaño', 'Acacia del desierto', 'Naufragio entre olivos', 'El susurro del arce rojo', 'Promesa junto al mar de olivo', 'La huída del sauce'…- va entrañablemente contando su historia amorosa. 'Los árboles que nos habitan' denomina la primera parte de su libro. Y en la segunda, 'Devociones de los humedales sombríos', escribe: "No puedo prescindir de ti ni apagar estas voces/ que siguen viajando por arquitecturas remotas/ y al regresar contemplan la mesa donde una vez/ dejamos de extrañarnos/ para cuando ya no sean necesarios/ los mensajes ni la letra teñida/ con los colores de la bandera que nos reviste/ no tenga que moverme de tu lado/ y tú sigas hablándome con tu voz liberada".

Manuel Gahete, que prologa el poemario de Alicia Aza, advierte: "Aza analiza reflexivamente a través de esta alegoría vivida la realidad humana (…) Debilidad y fortaleza, solidez y levedad, la vida humana es un felino tránsito que se desvanece en la penumbra de los días, un camino sin memoria que nos empuja inexorablemente al incierto mañana. Y en este precipicio de sombras desplomadas, campea la luz de los amantes invencibles, música de Mahler, la eternidad de la poesía".

Suscribimos lo afirmado por el prologuista de 'El Libro de los Árboles'. Y añadimos: la poesía de Alicia Aza es sumamente original, yendo de las raíces a las ramas, y viceversa, de los sentimientos humanos, abriendo los compases del cuerpo y del alma.