TIENE QUE LLOVER

Antonio Reyes

Malas pulgas

22 de octubre 2013 - 01:00

EN estos días hemos comprobado cómo un simple insecto común, vulgarmente llamado pulga, puede llegar a convertirse en dañino protagonista capaz de imponer decisiones drásticas que aparezcan en todos los medios de comunicación: el cierre de centros educativos.Hay quien piensa que este hecho se ha debido a un exceso de celo de las autoridades educativas preocupadas por la salud de los alumnos; o al lógico temor de muchas madres en todo lo que atañe al bien de sus hijos; o a la diligencia de unos probos funcionarios que solo piensan en la dignidad de su trabajo; o a la proliferación de una especie gatuna que vaga descontrolada por sitios sin control, aumentando el descontrol en personas y ambientes, ya de por sí incontrolados…

Cualquiera de estas explicaciones podría ser válida para la plaga de pulgas asentada estos días entre nosotros. Sin embargo, yo mantengo otra hipótesis: el responsable de este nocivo azote ha sido Cervantes, sí, sí, don Miguel de Cervantes y Saavedra, nuestro insigne escritor, autor de El Quijote. Se ha tratado, según mis pesquisas, de un homenaje de don Miguel al congreso de la Fundación Caballero Bonald, dedicado en esta edición a los Premios que llevan su nombre.Porque las pulgas han sido el ejemplo elegido por el autor del Ingenioso hidalgo para mostrar la riqueza de matices, la versatilidad y la capacidad de sinestesia que nuestra lengua posee. Así, repasando las expresiones que recoge el diccionario de la Real Academia, y que entrecomillo, lo ocurrido esta semana ha sido "buscarle las pulgas a alguien", o sea, buscarle las cosquillas a una zona para que su imagen, ya deteriorada, se expanda por medio mundo. También, lo sucedido ha sido "hacer de una pulga un elefante", es decir, exagerar desmesuradamente un hecho significativo, hasta el punto de que alcance una notoriedad excesiva. Conviene no olvidar que lo acaecido ha sido una forma de "no aguantar o sufrir pulgas", es decir, de no tolerar ofensas o vejámenes, expresión muy afortunada si la zona Sur dijera efectivamente no aguanto más y vamos a "sacudirnos las pulgas", o sea, a decir se acabó, vámonos que nos vamos. Claro que en realidad esta misma expresión ha sido la utilizada por las autoridades, de uno u otro signo, para eludir sus responsabilidades: literalmente, y nunca mejor dicho, "se han sacudido las pulgas", lavándose las manos y culpando al enemigo.

Lo cierto es que esta realidad ha reflejado lo que es "tener pulgas", es decir, ser inquieto, vivo, preocupado. Por todo ello, propongo, como solución a la debacle vivida, que a partir de ahora comencemos a "tener malas pulgas", o sea, a decir basta ya, a no ser resignados, a exigir responsabilidades, a denunciar que estas situaciones solo ocurren en centros educativos que a nadie importa, en zonas abandonadas, dejadas de la mano de Dios y de las administraciones. ¿Ocurriría esto en un colegio privado o concertado? No. Como diría Cervantes y recoge el Diccionario, solo pasa en lugares, como la zona Sur, que sean "un mercado de pulgas".

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