Jerez íntimo

Marco Antonio Velo

marcoantoniovelo@gmail.com

Méndez, Pereira, Montiel, Juan de la Plata...

Alfa: Tengo escrito que la zambomba jerezana es un acto (social) inductivo -donde además la convivencia opera no por descarte sino por aproximación-. La zambomba entraña la reivindicación al unísono de lo genuino. Con implícito título de libro de Marta Orriols Balaguer: ‘Anatomía de las distancias cortas’. Como los horarios de sílex suscritos en ninguna parte, yo prefiero -tal la ambientación de la Feria del Caballo- las zambombas de mediodía. Las vespertinas tienden, por minutos, a la nocturnidad. Salvo honrosas excepciones. Y las nocturnas, en derechura del desvarío, a la tergiversación de la esencia.

Las zambombas de mediodía unen a la familia con el sopeo del menudo -o de la berza jerezana-, que es algo así como adjudicarle sabor a la salsa de la vida. Es cierto que las zambombas de la hora del almuerzo convocan a multitudes, como una rebelión de las masas de Ortega y Gasset pero sin filosofía escrita. Y que incluso algunas parecen un amotinamiento a la desesperada o un litigio contra la movilidad, pero la frescura afectiva neutraliza cualquier reducción espacial. A nadie escapa que, con todo y con eso, ahora el fin sí justifica los medios: y quien esto escribe, con tal de probar el ajo caliente o la sopa de tomate de Paco Ruiz Méndez -es un poner-, avanza a codazos hasta cualquier barra de línea de meta.Los buenos cofrades de la Hermandad de la Virgen del Valle son especialistas en esta materia. Profesionales del ramo de la cocina de cuchareo y flamenco puro sobre las tablas. A las pruebas de la ‘Berza solidaria del Gran Visir’ o la misma zambomba del Cristo en el Patio de Armas del Alcázar -entorno sin parangón- me remito. Allí se combinó las papas aliñadas que quitaban todas las tapaderas del sentido con el continente monumental del Jerez intramuros. Algo semejante a decorar la máquina del tiempo con pañuelos de lunares. O sea: arte para parar cinco trenes.

Beta: La programación de la Academia me depara dos actos provechosos. Estuve al quite en evitación de que cualquier imponderable me saliese al paso. También para que el gorigori de la agenda no desviase sendas prioridades. La agenda a veces traza su dédalo laberíntico. Con las convocatorias académicas no puedes ir a por atún y a ver al duque pues arremeteríamos -al desgaire- contra la propia honestidad. Acudo a la presentación del siempre penúltimo libro de mi amigo – que lo es de veras- Enrique Montiel. El título ya asienta una perimétrica declaración de intenciones: ‘La carta del cielo’. Enrique es académico de varias Reales Academias: un hombre de espíritu renacentista que sin embargo nunca había coqueteado con el amour fou de la poesía. Enrique se ha vaciado de armas y bagajes autobiográficos. No confunde barroquismo con retórica. Ni la artificialidad con lo ampuloso. Se desmarca de toda cáscara formal. Para superponer el tono lírico con la meditación que no pretende alistarse en el nihilismo de los ocasionales aspirantes al Parnaso. Un escritor, sí, regresado.

Gamma: La ponencia del amigo Fran Pereira en la Academia jerezana satisfizo sobremanera a la concurrencia, ¿verdad que sí, Ignacio Martínez, Patricia Moreno, Enrique Orellana? Fran Pereira, en su magistral desglose de la historia y la intrahistoria de la Fiesta de la Bulería, sacó a flote no sólo que Juan Franco Martínez ‘Juan de la Plata’ asumiese por méritos propios la posición de alma máter de esta iniciativa flamenca sino además evidenció a todas luces el poder de persuasión y la despierta capacidad de negociación del recordado periodista y académico jerezano, así como su habilidad para la gestión comercial. Fue, implícitamente, el tácito homenaje de Fran Pereira a la memoria de uno de los máximos valedores de la Fiesta de la Bulería. Una figura la de Juan de la Plata que a no dudarlo manejaba con destreza cuanto hoy constituye uno de los más ricos tesoros de los profesionales del marketing moderno: la inteligencia emocional.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios