Tiene que llover

Efe / Abu Dabi / Antonio Reyes / Redacción / Jerez

Morenatti abandona Dubai rumbo a Estados UnidosSidi IfniMisas en recuerdo del periodista Manuel Liaño

La Asociación de Periodistas de Defensa muestra su solidaridad con el fotógrafo jerezano herido en Afganistán

El fotógrafo jerezano Emilio Morenatti, que resultó herido por una bomba en Afganistán, abandonó ayer Dubai rumbo a Baltimore (EEUU), donde será ingresado en un hospital especializado para continuar su tratamiento.

Según dijeron ayer fuentes diplomáticas españolas, estaba previsto que el vuelo de Morenatti partiera la tarde del pasado domingo, pero el despegue se retrasó por razones técnicas y logísticas, principalmente, para permitir que descansara la tripulación del avión privado llegado del continente americano.

El cónsul de la embajada de España en Abu Dabi, Vicente Cacho, comentó que Morenetti había abandonado el país a bordo de un avión con equipamiento médico a las 8.30 hora local (4.30 GMT), junto a su esposa, la fotógrafa freelance Marta Ramoneda.

El avión hará escala en Londres antes de continuar viaje hasta Baltimore, donde será tratado en un hospital especializado.

El embajador español en Emiratos Árabes Unidos, Gonzalo de Benito, y varios funcionarios de la misión diplomática acompañaron a Morenatti hasta el aeropuerto.

El fotógrafo, que trabaja para la agencia estadounidense AP, resultó herido el pasado martes en el sur de Afganistán cuando el vehículo de militares estadounidenses en el que viajaba pisó una mina terrestre muy potente. Como consecuencia de la explosión, Morenatti, de 40 años, perdió el pie izquierdo. Fue atendido de urgencias en un hospital de Kandahar (Afganistán) y el jueves pasado fue trasladado en un avión especial a Dubai, donde le esperaba su esposa.

La explosión que lesionó a Morenatti causó heridas de gravedad en las piernas a los dos militares estadounidenses que iban a bordo del vehículo. Un compañero de Morenatti, el cámara indonesio Andi Jatmiko resultó también herido, con dos costillas rotas.

Jatmiko también llegó a Dubai el pasado martes y después de ser atendido en un centro médico fue dado de alta el mismo día.

Por otra parte, la Asociación de Periodistas de Defensa (APDEF) mostró ayer su solidaridad con Emilio Morenatti. "Ataques como el sufrido por nuestro compañerodemuestran la dificultad de ejercer el periodismo en escenarios inmersos en conflictos bélicos", recuerda la APDEF en un comunicado.

También señalado que hechos como el ocurrido a Morenatti "refuerzan la necesidad de proteger a los informadores y al resto de trabajadores civiles que se encuentran en zonas de operaciones militares".

La APDEF se ha puesto a disposición del compañero herido y de sus familiares para ayudarles en lo que sea necesario y le desea un pronto restablecimiento.

ACOSTUMBRADO a patearme el norte de Marruecos, a conocer sus ciudades y sus gentes, me he quedado sorprendido con Sidi Ifni. A más de mil kilómetros de distancia del Estrecho de Gibraltar, esta pequeña ciudad del Atlántico, paralela a las Islas Canarias, fue el último bastión de la presencia española en territorio marroquí antes de la descolonización del Sahara en 1975. Se acaban de cumplir cuarenta años desde que España cediera a Marruecos este enclave marítimo.

Lo más llamativo, en mi opinión, es que Sidi Ifni, a pesar de la distancia, sigue manteniendo viva en su trazado, en su arquitectura, en su configuración urbana, la presencia española. Me atrevería incluso a decir que es la ciudad en la que más viva permanece la huella española, más, mucho más, que en Larache, en Alcazarquivir, en Tetuán, capital española en el norte de África, o en cualquiera de las ciudades norteñas españolas de la época del Protectorado que pueblan la vasta zona comprendida entre Ceuta y Melilla.

Tal vez hayan sido la lejanía, el hecho de estar en tierra de nadie -sus únicas compañías son el océano y el cercano desierto-, y su población mayoritariamente bereber, las que han preservado a Sidi Ifni del inevitable proceso de marroquinización, consecuencia de su integración en el país vecino, como ha ocurrido en las ciudades norteñas antes citadas. La plaza de España, hoy de Hassán II, conserva el sabor de las fotos antiguas de la etapa colonial española: el trazado de sus jardines, en los que los transparentes separan los parterres, los bancos de mampostería adornados con bellos azulejos sevillanos, los árboles esbeltos y las zonas de sombras cubiertas de enrejados de madera. A su alrededor, el antiguo ayuntamiento con el reloj en su cornisa (parado, pero vivo), la iglesia (hoy convertida en edificio administrativo) con su hermosa arquitectura modernista de integración africanista, la pagaduría con su escudo imperial español, que espera paciente su rehabilitación, el Casino militar, el cine Avenida y otros tantos edificios que nos hacen, con facilidad, retroceder a tiempos pasados. Pasear por sus calles es como hacerlo por Chipiona, o por Conil, o por cualquiera de los pueblos andaluces situados a orillas del mar.

No sé si será la edad o un cierto sentimiento nostálgico, pero lo cierto es que he tenido la sensación de sentirme en Sidi Ifni como en mi propia casa. Las huellas siguen vivas, la cercanía de la población es muy grande y, salvo en el idioma -nuestra secular asignatura pendiente en el Marruecos de pasado español-, es fácil retrotraer la memoria. Por unos instantes, sentados en la antigua Plaza de España o en el salón simple y humilde de una familia bereber, podemos imaginar que viajamos en la máquina del tiempo, que el reloj se ha detenido cuarenta años atrás y, sobre todo, que el diálogo y la comunicación, eso que llaman la Alianza de Civilizaciones, más allá de discursos políticos retóricos de salón y de altas instancias, pueden ser, por qué no, una realidad a la que tenemos que seguir aspirando.

Hoy y mañana se celebrarán sendas misas por el eterno descanso del alma del periodista Manuel Liaño Pérez, fallecido el pasado lunes día 10 a los 83 años de edad y tras más de seis décadas de dedicación profesional en los periódicos 'Ayer' 'La Voz del Sur' y 'Diario de Jerez'. La primera de estas misas se celebrará a las ocho y media de esta noche en el convento de los Capuchinos y la segunda mañana a la misma hora en la iglesia de Los Descalzos, a la que él estaba muy vinculado.

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