Emilio A. Díaz Berenguer

Podemos, la burbuja política

La tribuna

12 de agosto 2014 - 01:00

LOS promotores de Podemos son unos intelectuales cuyo nivel de instrucción supera, de largo, a la de los dirigentes políticos de este país. Son conscientes de su privilegiada posición en este escenario y hacen uso de ello. Disponer de una buena mochila cultural para hacer política es una virtud que se agradece, dada la mediocridad imperante. Siendo un valor necesario, no es suficiente para garantizar que se esté capacitado para la gestión de la cosa pública. La política no es la mera gestión administrativa de los intereses públicos, como nos quiere hacer ver el PP, producto de la plaga de neoliberalismo que nos azota. De ella no escapan algunos próceres del PSOE.

La crisis que padecemos desde hace más de cinco años requiere soluciones políticas y no meras recetas economicistas que satisfagan a los poderes financieros globalizados. El mantra más utilizado es el que intenta justificar así los recortes: "Si no hacemos lo que nos exigen los mercados, nos castigarán sin prestarnos su dinero y acabaremos todos en la calle con taparrabos y coletas".

Es posible que la historia nos identifique como unos cavernícolas culturales ya que creerse este cuento no es sostenible. Sin embargo, les está funcionando muy bien, ya que no es el producto de una noche de verano, sino la consecuencia de una estrategia diseñada desde hace décadas desde los centros del poder transnacional. Las nuevas tecnologías les han permitido acelerar su implantación de manera que ya están recogiendo los beneficios financieros con los que finaliza un ciclo largo del sistema económico imperante en los países desarrollados.

Los políticos intentan inducirnos a la fe en la economía como ciencia exacta. Esto se plasma en otro mantra tan infumable como el anterior: "No hay alternativas". De nuevo una obsoleta sociademocracia, al frente de la cual está parte de las casta de la que habla Podemos, bautizada en las mismas escuelas de negocios que los neocons, es corresponsable del austericidio al no disponer de alternativas progresistas. Cuando ven reflejada en las encuestas la pérdida de confianza de los ciudadanos, ninguno hace autocrítica, limitándose a compartir otro mantra ad hoc: "No hemos sabido transmitir nuestro mensaje".

Ante este páramo para los que desean votar a opciones de izquierda como alternativa de Gobierno, IU intenta, legítimamente, sacar tajada política, pero sabe que nació lastrada por el peso específico que tiene en la coalición el Partido Comunista. Esto ha dado lugar a que tanto el PP, como el PSOE, les identifiquen públicamente como una organización de ideología totalitaria, lo que se plasma en otro mantra: "IU, los comunistas". Con este mensaje, muchos ciudadanos de centro derecha jamás les votarán y los de centro izquierda los ven como los grandes enemigos históricos de la socialdemocracia. La actual IU podría estar cerca de su techo electoral, ya por mucho que intente un lavado de imagen colocando de interlocutor a un JASP asociado al 15-M, tiene una cuota de rechazo demasiado elevada. El pacto de la transición puso en su sitio al PCE, favoreciendo en todo al PSOE para segarle el poder político a los comunistas. Hasta ese momento, hablar del Partido, sin apellido, era hablar del Partido Comunista, los socialistas eran los grandes ausentes en la lucha contra la dictadura.

Recientemente, unos "iluminados", la mayoría procedentes de IU, aparecen en escena y capitalizan las ideas del 15-M, creando Podemos. Emerge un líder carismático que vende magníficamente su imagen en los medios audiovisuales, sin hacerle ascos a los más ultramontanos, como alguien confuso-difuso que está entre el caudillo progresista y el anarco-demócrata, que comienza jugando al catenaccio político, para pasar a la contraofensiva como método y camino hacia la victoria. El culto al personalismo, a nivel electoral, es tan grande que Podemos presenta las papeletas con la imagen de su propio líder. Esto forma parte de ese popurrí que es Podemos, donde cabemos todos, siempre que no pertenezcamos a lo que ellos llaman la casta.

Pablo Iglesias presenta como encabezado de su perfil de Twitter una foto de la Plaza del Sol llena durante el 15-M. Les vale casi todo con tal de sumar adeptos, a la vez que ofrecen una imagen de serenidad y diálogo, siempre a la contra de lo que hacen sus adversarios políticos, pero apenas dan alternativas con potencialidad de ser viables en el marco de un sistema político democrático.

Podemos se ha convertido en una burbuja política que tanto el PSOE, como el PP, desearían pinchar, pero actúan de manera poco eficaz. Sin embargo, IU, a la que sin embargo sustrae el mayor número de potenciales votantes, aparentemente no. Esto tiene su lógica, ya que, en el fondo, Podemos no deja de ser una spin-off de la coalición y comparten espacio político. Más pronto que tarde, Podemos, en su actual concepción, está llamada a desaparecer, pasando a convertirse en la nueva coalición progresista del siglo XXI, en la que el PCE sería un mero integrante más.

La burbuja Podemos no la van a pinchar ni el PSOE, ni el PP, sino que si los socialistas no reaccionan, se transmutará en la alternativa de progreso que durante los últimos años ellos han sido incapaces de ofrecer. Podemos representará una nueva alternativa ideológica made in siglo XXI, con la experiencia operativa en gestión política adquirida por IU a lo largo de las últimas décadas. Berlinguer estaría orgulloso de sus nietos políticos que harían posible lo que él no logró en vida: el eurocomunismo, sin comunistas.

stats