La esquina
José Aguilar
Yolanda no se va, se queda
EN el colegio me enseñaron que se llama pretérito imperfecto del subjuntivo. En el inicio de la conjugación está un 'yo hubiera' seguido por un 'tú hubieras' hasta recorrer todas las personas. Me lo creí hasta que me hice mayor. Y no es que haya cambiado la gramática, es que los 'hubiera' me parece a mí que van más allá de ser solamente un tiempo.
La primera vez que vi un 'hubiera' cara a cara, fui consciente de haberme equivocado. Mi primer 'hubiera' apareció con un disgusto mayúsculo. Con cientos de preguntas. Todas sin respuesta. Todas sin piedad. El arrepentimiento fue insuperable. Y las consecuencias dolorosas. Entonces supe que debía tener mucho cuidado con este personaje.
Poco después me enteré que las circunstancias que nos rodean determinan los 'hubiera' posteriores. Aprendí que si en el momento de decidir se carece de información y madurez para ver el panorama con cierto desparpajo, los 'hubiera' se multiplican.
No vale decir aquello de "si lo hubiera sabido", porque simple y sencillamente no se supo. Incluso podría hacerse una relación directa entre el desconocimiento y los 'hubiera' que tendrían que padecerse después. Mientras más sepamos, menos 'hubiera', diría la regla.
Pero la vida no es tan simple. Cada 'hubiera' tiene nombre y apellido. Unos se llaman María y se apellidan ilusión. Otros se llaman José y se apellidan pasión. Unos tienen su origen en unos labios ardientes. Otros en unas manos que acarician. Aunque es bien sabido que la gran mayoría se gestan en el diminuto espacio que existe entre dos amantes.
Los 'hubiera' son andariegos. Y pendencieros. Van a su aire. Viven a sus anchas. No se quedan en el mismo sitio. Cambian su apariencia, se camuflan. Se mofan de nosotros. Sin embargo, no habría que erradicar a los 'hubiera'. A pesar de su razón de ser, son un soplo de lo que pudo ser y no fue. Son el recuerdo de un cuerpo cálido. De un proyecto que tocamos con las yemas de los dedos y se esfumó. De una vida que, aunque imperfecta, es nuestra. Sólo nuestra.
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