EN SU TINTA

Mauricio / Gil Cano

Quiñones y al-Ándalus

Fernando Quiñones atravesaba el tiempo en sus versos. En Las crónicas de al-Ándalus combina elementos del medievo con otros del siglo XX. García Lorca aparece en la Granada andalusí, pero también el cante jondo asola con sus quejíos la lira del poeta. Tenemos la impresión de que al-Ándalus, o incluso la Bética romana, debían ser muy parecidas a nuestra Andalucía actual, sólo que hablando en árabe o latín, por supuesto, con su peculiar deje andaluz. Muchos de los elementos de la gastronomía andalusí han pasado a nuestra cocina tradicional y aun a la de vanguardia. En particular, la repostería de nuestros pueblos y ciudades es viva reminiscencia de aquellos siglos vividos bajo el yugo del Islam. La cruz nos liberó de la media luna, pero aprovechó e hizo suyos los elementos más refinados de aquella admirable civilización y, al cabo de los siglos, nos los encontramos en la dulce clausura de los conventos.

Fernando Quiñones rubricaba las dedicatorias de sus libros con el dibujo de una mojarra, que hoy se ha constituido en logotipo de la fundación que lleva su nombre. El pescado frito, acompañado con los buenos vinos de nuestra tierra, constituye un manjar quiñoniano, evocador de pláticas y amistad. Rafael Esteban Poullet leyó días atrás sus versos en la Escuela de Hostelería y tuvimos ocasión de recordar las concurridas tertulias que se celebraban en su antigua casa familiar de la calle Larga de El Puerto. Por allí pasó lo mejor del arte y la cultura gaditana del momento. Quiñones nos hechizó con su palabra inmortal alguna noche de estío, en aquel templo de libertad que era el patio de los Poullet con su cúpula de estrellas. Culminamos la velada con frito variado y fino del Puerto. Entre copa y copa, el autor de Las mil noches de Hortensia Romero, me aseguró que existía una carta de un viajero del siglo XVII que se desplazaba a Jerez, al carnaval, nada menos. Fernando hablaba entusiasmado, porque el documento demostraba la antigüedad de dicha fiesta jerezana, aún hoy puesta en entredicho.

Quiñones, gadita universal, amaba la capital del sherry. Y no concebía nuestro pasado musulmán sin el fruto de las tierras albarizas. Pone en boca de un labrador andalusí lo siguiente: "Mi abuelo se murió antes de venirnos / aquí a Scheris pero si llega / a saber de esta uva y lo que da, / por mi ombligo que lo deja para más tarde". El al-Ándalus de Fernando Quiñones sobrepasa los límites temporales y religiosos, porque bajo ese nombre se está refiriendo a nuestra cultura ancestral y mediterránea, la que ha dado el régimen alimenticio más sano del mundo.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios