Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

Rectificar a tiempo

Ni la Junta ni su presidente han logrado pasar el mensaje de que la ley de regadíos era neutra para Doñana

Apedro Sánchez lo superó la ola del sólo sí es sí. Una ley supuestamente hecha para proteger a las mujeres de la violencia sexual permitió que se rebajara las penas a un millar de condenados por ese delito y de que al menos un centenar salieran de la cárcel antes de lo que fijaba su sentencia. Una barbaridad, se mire por donde se mire, que el presidente del Gobierno ha tardado casi medio año en rectificar y para lo que ha necesitado el apoyo del PP. El empecinamiento de Sánchez, contra todas las evidencias, para cambiar una ley que era insostenible sólo cedió cuándo las encuestas y el sentir de la opinión pública hicieron que se encendieran las alarmas y que hubiera un riesgo claro de coste electoral. Los socialistas van a afrontar las elecciones de mayo y las de diciembre con una coalición rota y con la sombra muy presente del revés que ha supuesto este patinazo.

En Andalucía Juanma Moreno se enfrenta ahora a una situación que guarda ciertas similitudes. A estas alturas caben pocas dudas de que la proposición de ley para aumentar la superficie de regadío en el enorme del Parque Nacional de Doñana ha sido una mala idea que antes o después va a tener que rectificar. Se ha echado encima a la Unión Europea, ha escandalizado a la comunidad científica y ha dejado abierta una vía de ataque a su mayoría absoluta que quizás no tuviera una traducción inmediata en pérdida de votos, pero sí en prestigio y en imagen pública. Y esas cosas se terminan pagando.

Ni el Gobierno andaluz ni su presidente han logrado trasladar el mensaje de que las medidas contempladas en la norma eran neutras para el equilibrio medioambiental de Doñana. Si ese era el objetivo deberían de apuntarse un cero en comunicación, una materia en la que hasta ahora se habían manejado con suma habilidad.

Tras el escándalo desatado lo que toca ahora es hacer evaluación de daños y estudiar las posibles vías de rectificación. Tan urgente como lo anterior es bajar el nivel del ruido mediático que hay en torno a este tema y que sólo perjudica al presidente de la Junta. Cuanto antes profundice en la línea que ya ha iniciado de abrirse a cambiar una ley que lo ha metido en un charco, mejor para él. Ello supone ofrecer a Bruselas y al Gobierno de la nación una imagen negociadora y actuar en consecuencia.

Sánchez ha rectificado demasiado tarde la ley que de la ministra Irene Montero que se tuvo que tragar para salvar una coalición renqueante. Moreno está todavía a tiempo de salir del atolladero, aunque ello le suponga un revés político en Huelva. Lo que queda claro en estos dos casos es que rectificar a tiempo es una forma de acertar cuando todo se ha puesto en contra.

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