Alberto Núñez Seoane

Reflexiones -y VI-

Tierra de nadie

04 de septiembre 2023 - 02:03

Las piezas se han ido colocando. Por si alguna duda quedase, Sánchez ha levantado el labio y mostrado, bien a las claras, sus retorcidos colmillos. Si lo hubiese hecho a propósito, que es lo que precisamente ha hecho, no lo hubiese hecho -disculpen las redundancias- mejor. La aritmética de la desastrosa ley electoral que nos impusieron, y terminará por hundirnos en el más viscoso y hediondo de los fangos, así lo consiente. Eligió la peor -es su especialidad- de entre todas las posibilidades, la que más daño puede hacer, la que más crispación va a provocar, la menos ecuánime, la más torcida, prepotente, vanidosa, pendenciera, cínica y mala persona: Armengol. Ella es ya la tercera autoridad de España, tras el Jefe del Estado y el presidente del Gobierno, ¡ahí es nada!

Esta mujer, a la que no se puede llamar señora, porque no lo es, reúne todo un extenso compendio de “méritos y honores” en su impresentable currículo al frente de la Comunidad Autónoma de las Islas Baleares. Un historial que debería haberla llevado, varias veces, al banquillo de los acusados, y sin embargo, por obra y gracia de “su excelencia”, la ha sentado en la presidencia de Las Cortes Españolas, ¡cosas veredes, amigo Sancho …!, se lamentaba D. Quijote dirigiéndose a su escudero. Para fortuna suya, no cabalga en nuestros días por las tierras de España. Ni su inquebrantable voluntad ni su inagotable persistencia ni lo inmutable de sus convicciones, le hubiesen sido suficientes, no ya para derrotar a los siniestros molinos que ahora nos amenazan, si no para siquiera sobrevivir a la tragedia oculta tras ellos.

Extraído de distintos medios de prensa escrita: “Armengol, pillada en un bar a las dos de la madrugada saltándose sus propias restricciones”, “La Justicia reabre la causa contra el PSOE de Armengol por la explotación sexual de menores tuteladas”, “El Parlamento europeo ordena investigar al gobierno de Armengol por el caso “Varadero””, “La juez denuncia que intentan ocultar pruebas en la investigación sobre corrupción portuaria que salpica a Armengol”, “La Fiscalía pide 156 años de cárcel para los once acusados del “caso media” que afecta al PSOE de Armengol”, “Armengol quiso comprar el ático por una cuarta parte del precio de mercado”. Una separatista, antiespañola, prepotente, vanidosa, excluyente y arbitraria, una “perita en dulce” que convirtió el paraíso de las Islas Baleares en un cubículo en el que era difícil vivir parar todo el que no fuese de su cuerda; “un regalito de los dioses”, que impuso el catalán para poder trabajar en “su” Administración, olvidó la honestidad y persiguió la libertad ¿No había otra opción para Sánchez?, ¡claro que la había!, pero no se trata de eso, se trata de reventar el “statu quo” para rehacerlo a su imagen, conveniencia y semejanza.

Continuamos, entre tanto, con un gobierno “en funciones”, que seguirá aprovechando para persistir en sus disfunciones. A finales de este mes tendrá lugar, en el Congreso de los Diputados, la presentación de la candidatura de Alberto Núñez Feijóo a la presidencia del Gobierno. Y les digo: visto lo visto y escuchado lo oído, dudo que sea la mejor opción, bueno, no lo dudo, lo tengo por cierto. Mejor que Sánchez, por supuesto, pero no la mejor entre las factibles, aunque no haya tiempo ahora para hacerla efectiva: Isabel Díaz Ayuso, ella, sí, no me cabe duda de que lo es: la mejor de las alternativas. No hay muchas como ella: lo bueno escasea, lo excelente es excepción. Cuándo el momento llegue, espero que sea cuanto antes, debiera ser ella la que agarre las riendas del primer partido, aún en la oposición; asuma la responsabilidad de enterrar, para siempre, el sanchismo, porque ella sí que puede, y nos regale la posibilidad de una esperanza creíble. No dudo que Feijóo sea buena persona, y buen político también, pero España le ha venido demasiado grande, y con Sánchez, lo cierto es que no ha podido. Siento mucho que así sea, pero es así como ha sido, en mi opinión, claro.

Si el Hado no lo impide, en La Moncloa seguirá quien ha estado los últimos cuatro años. Casi ocho millones de españoles -con las ya expuestas matizaciones- le han dado 122 escaños en el Congreso, situación desde la que, en coherencia -ésta hay que, en este caso y por desgracia, reconocérsela- con lo que ha venido haciendo y deshaciendo, puede perfectamente revalidar su mandato.

Y no hay más, o si lo prefieren, por no caer en el pesimismo absoluto: poco más es lo que hay. Guste a unos o disguste a otros, enloquezca a estos o apabulle a aquellos.

Dicen que la realidad a menudo supera a la ficción, doy fe de que así suele suceder, sobre todo en las películas de terror, como ésta que los españoles, sentados en las butacas de la sala de nuestro cine, estamos por empezar a padecer.

Sólo resta, tras las reflexiones compartidas, sacar alguna conclusión. En ello estaremos.

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