Cambio de sentido
Carmen Camacho
Zona de alcanfor
EN uno de sus últimos poemas encontramos estos dos versos definitorios de su personalidad lírica y humana: "He sido y soy todavía/ mujer siempre a pleno sol". Nos estamos refiriendo a Clementina Arderiu (1889-1976), una poetisa en el olvido fuera de su Cataluña natal. Buscando otro volumen en la estantería, nos hemos encontrado con su "Antología", publicada en 1982 por Plaza & Janés, traducción y prólogo de José Corredor-Matheos. Y desistiendo de continuar con la búsqueda emprendida, le dedicamos la tarde, porque nos vino al recuerdo la admiración que nos despertó al conocer su poesía hace más de medio siglo.
Releída, hoy nos complace divulgar su obra, con el deseo de que se interesen por ella posibles lectores. Publicó su primer poema en 1911 y al año siguiente obtuvo la Flor Natural de unos juegos florales donde conoció a quien sería su marido. Se casó con el gran poeta Carles Riba en 1916, y ese mismo año publica su primer libro, "Canciones y elegías". Tras un viaje a Italia, dio a la estampa en 1920 "La alta libertad". Después, "Canto y palabras", y en 1938 se le concede el Premio Joaquín Folguera por su poemario "Siempre y ahora", libro que al exilarse durante la contienda civil, no se publicó hasta su vuelta a Barcelona en 1943. Más adelante, Salvador Espriu le prologó sus obras completas, a las que añadiría "Es decir", Premio Ossa Menor", en 1959, año en el que muere su compañero. A continuación le premian con la Lletra d´Ors y aparece su último título: "La esperanza, aún,"
Clementina Arderiu abarca en su poesía una amplia temática: el amor, el tiempo percibido con fugacidad, la muerte, la alegría, la maternidad, el sueño, el viento, la rebeldía contra esto y aquello…, poniendo de manifiesto su espíritu inalterable, su entusiasmo vital, su fe en la existencia bien asumida, como se explicita en los dos versos que arriba transcribíamos y nos complace repetir:" He sido y soy todavía/ mujer siempre a pleno sol".
José Corredor-Matheos, en el prólogo de "Antología", escribe: "En su poesía encontramos el mundo de las cosas pequeñas que amueblan el quehacer cotidiano y las revelaciones de los grandes temas que no esperan respuestas, sino nuevas formulaciones". Uno de los poemas últimos de Clementina Arderiu, es el titulado "Espera, todavía". Escrito tras la muerte de Carles Riba, leámoslo: "La muerte me ha secado/ para siempre./ No hay pájaros ni flores/ que me mezan:/ de este verano yermo afloran/ muchas piedras./ Y aún siento aquella voz,/ que me guía,/ me quedan las palabras/ que escribió,/ mas no tengo la mano,/ tan segura,/ fuerte y buena, ofrecida/ con pureza./ No puedo más, violenta/ me revuelvo…/ Puedo vislumbrar ángeles/ que me miran,/ doblan las alas, dicen/ con los ojos:/ Espera, aún te falta/ más virtud". Indiscutiblemente, Clemantina Arderiu puede considerarse una de las voces poéticas femeninas más personales y significativas de nuestro tiempo.
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