HABLANDO EN EL DESIERTO

Francisco Bejarano

Salud reproductiva

No llamar a las cosas por su nombre y emplear expresiones eufemísticas de difícil comprensión para el pueblo llano, y no tan llano, es una de las causas de la mala conciencia o la vergüenza. Usadas con oportunidad, no debemos temer ni avergonzarnos de palabra alguna, pues todas nacieron porque hicieron falta para entenderse. Hace veinte años, o más, escribimos sobre la conveniencia de regular las realidades sociales por desagradables que fueran, entre ellas el aborto, para evitar la hipocresía de los viajes a clínicas extranjeras o el riesgo de ponerse en manos de desaprensivos, pero sólo para casos muy concretos, sin dar facilidades y sin coladero. El aborto, tan antiguo, ha resultado ser de izquierda y ha tomado el disfraz semántico de 'salud reproductiva e interrupción voluntaria del embarazo', pronto IVE, para que el bochorno quede oculto en un acrónimo. Por una pirueta política, ha adquirido rango de derecho, de conquista para la libertad sexual de las adolescentes.

La ley la ha aprobado una minoría mayoritaria de las Cortes con el rechazo ampliamente mayoritario de los españoles, como otras leyes disparatadas que parecen salidas de las aleluyas de El mundo al revés. Se deduce de la ley que la sexualidad es una verbena sin amor ni entrega, sin dolor ni desengaño, principio y fin de ella misma, y que el aborto es parte de una festiva sexualidad progresista. Algunas jovencitas y algunos padres, si ellas los consultan, se lo habrán creído; pero no se les augura un porvenir brillante a quienes piensan que la vida no tiene trampas y es un ir de fiesta en fiesta. La sexualidad es un instinto animal que la inteligencia humana ha tratado de embellecer. El aborto no es parte de la sexualidad ni es un derecho, ni se corresponde con la ley natural ni es deseable. "Legalizar el aborto -ha dicho el filósofo Gustavo Bueno- es un síntoma claro de la corrupción ideológica y práctica de una democracia. Identificar progresismo y aborto es totalmente gratuito y temerario; más bien, habría que ver el aborto como un regreso o retroceso reaccionario a la época de la barbarie."

Nos preguntábamos: ¿por qué el deterioro de la enseñanza, si la educación es básica para el progreso de las naciones? Cada día parece estar más claro: un país de analfabetos funcionales es capaz de aguantar, por falta de criterio y desconocimiento, a un gobierno reaccionario, que promulga leyes injustas y reaccionarias, haciéndose pasar por progresista y de izquierdas. O dicho de otro modo: un gobierno iletrado nos toma a todos por tontos e ignorantes por creer que su política de manipulación y engaño está concluida y puede actuar con impunidad. No es la primera vez en la Historia: un mal gobierno puede pudrir a una nación en nombre de un progresismo imposible, pero nunca ha podido pudrirla por completo.

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