La esquina
José Aguilar
Yolanda no se va, se queda
El Ateneo Cultural Andaluz presentó ayer en su sede de la calle Zarza número 4 su programación para el primer trimestre del curso. El pistoletazo de salida será mañana, a partir de las nueve de la noche, con una ponencia de la cineasta Pilar Távora, reconocida dramaturga y cineasta andaluza. Tras su intervención, se contará con la participación de Grupo Teatro Jerez con la obra 'Para2' que, en palabras de los propios integrantes del grupo, "es una apuesta por la cotidianidad, en donde desfilarán personajes como médicos o pacientes".
El mes de septiembre se completará con un acto alrededor del 75 aniversario de la muerte de Blas Infante, donde Mario Benicio e Ignacio Pérez traerán sus 'Poemas musicados' y una mesa redonda en torno al teatro en Jerez para el día 30 de este mes, moderada por la presidenta de la Asociación de la prensa, María José Pacheco, a la que acudirán distintos colectivos teatrales de la ciudad.
Para el mes de octubre queda la presentación y concierto sobre el libro de Marc Shuan en colaboración con la Editorial Origami y una nueva ponencia en torno al mundo morisco y de Al- Andalus del escritor y profesor de derecho Antonio Manuel Rodríguez. Desde la última semana de octubre y llenando todo el mes de noviembre la dedicará el Ateneo a Jerez, con nombres como Antonio Santiago.
A la muerte de Manuel Moreno Junquera, Moraíto Chico.
A la herida tras la marcha de Currito Soto, todavía abierta y silente pese al tiempo transcurrido; al dolor por la partida aún no lejana de Ana y Manuel Parrilla, entre otros amigos del cante jondo; y a la reciente y trágica muerte de Manoli, socia ejemplar de nuestra peña y gran señora, se une ahora un nuevo mazazo del destino que nos abre las carnes: se nos ha ido nuestro querido y admirado Manuel, Moraíto Chico para los flamencos.
No es necesario detenerse ahora en la biografía de este jerezano universal del barrio de Santiago, pues está en todas partes. Sus más de cuarenta años acariciando una guitarra de la que extrajo soleás de ensueño, seguiriyas impresionantes y bulerías incomparables, y con la que acompañó a los más grandes entre los grandes, desde Caracol a José Mercé pasando por Mairena, Camarón, La Paquera o Terremoto, sus muchas grabaciones, sus premios, su reconocimiento dentro y fuera de España, constan en las enciclopedias del cante y en Internet, donde pueden encontrarse algunas "joyas" de su vida artística.
Conocí a Manuel un día de verano de hace mas de veinticinco años. Fue Manuel Parrilla quien nos invitó a un ensayo y un reportaje fotográfico en la mezquita jerezana. Allí nos presentaron a los artistas que preparaban el disco Así canta nuestra tierra en Navidad. Entre ellos, Moraíto Chico, un tipo diferente y genial en todos los aspectos.
A partir de ahí, y tras la creación de la Peña "La Bulería" de Hervás (Cáceres), fueron varias las veces que nos visitó acompañando a artistas de su Jerez natal (Joselito Méndez, Luís El Zambo y Fernando de la Morena, el Grilo,...). Tiempo después se inició la relación artística de Manuel con José Mercé, el cual ya nos regalaba desde hacia años su amistad y su arte al acercarse la Navidad. Y así ha sido que desde hace alrededor de tres lustros los socios y amigos de la Peña "la Bulería" hemos disfrutado año tras año, en Baños de Montemayor, y siempre unos días antes de Nochebuena, de esta pareja histórica y del auténtico y genuino flamenco. A esta cita ellos traen a sus familias, su arte y su amistad, y nosotros nuestro cariño, nuestra admiración y unas ya famosas cestas de productos extremeños.
En 2010, después de estar con ellos en Coria y Montánchez, Manuel no se encontró bien, y en Navidad fue Diego, su hijo, quien acompañó a José Mercé en nuestra fiesta. No ha podido superar la enfermedad, y con solo cincuenta y cuatro años nos ha dejado el amigo y el artista. Es una pérdida terrible e irreparable. Asistimos a su funeral y, en su momento, le rendiremos el sencillo y sentido homenaje que merece.
Pero que no se crea la Parca que ha ganado la guerra. Tal vez alguna batalla: la de robarnos su presencia física o el mucho arte que hubiera desplegado de aquí en adelante. Pero su recuerdo, la memoria de su amistad, su bonhomía y su duende (en el toque, en sus pataítas, en su narración de anécdotas o en sus imitaciones) seguirán en nuestra memoria y en nuestros corazones mientras vivamos.
En un mundo deshumanizado, insolidario y troquelado como el que vivimos, haber conocido y tratado a Manuel ha sido un privilegio, y en ese privilegio nos guarecemos ahora del dolor de su pérdida. Queremos que los suyos (su madre, sus hijos, Juana, la Mini, Rafael, José Mercé y Merche,...) sepan que compartimos su pena y su memoria.
Desde Extremadura, ¡descansa en paz, Morao!
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