Trabajo de fin de curso de Garzón

El vídeo de seis minutos contra la producción de carne es más propio de un bachiller que de un ministro adulto

Hacer ministro a un director general es arriesgado. Le ha pasado a Alberto Garzón: un joven militante del PCE, que participó en el movimiento 15-M con 25 años, cuya meteórica carrera como líder de IU subalterno de Podemos ha impedido apreciar su inconsistencia. Su vídeo de seis minutos, con posproducción, montaje musical e imágenes extranjeras, contra los males de la carne podría ser el trabajo de fin de curso de un bachiller, pero está lejos de la exigencia a un Gobierno serio. En crudo, viene a insinuar que la carne es peor que el alcohol, el tabaco o las drogas; contamina más que los coches, deseca el planeta y causa una séptima parte del efecto invernadero... Esto no es abrir un debate sensato sobre materia tan importante. Anunciar una crisis de gobierno y no resolverla causa estas ansiedades.

Estas ideas no son nuevas. La Consejería de Salud de la Junta de Andalucía en su página web recomendaba "reducir el consumo de carnes rojas a un máximo de dos o tres veces por semana". El beatle Paul McCartney, vegetariano militante, lleva décadas proponiendo que se reduzca el consumo de carne, por el consumo de agua y la contaminación. Su campaña se llama meat free mondays. El artista plantea dejar de comer carne una vez a la semana, mientras el ministro de Consumo sugiere reducir el consumo a la mitad. Sin más. Soluciones fáciles a problemas complejos. La frivolidad ha merecido reprimendas adultas de los ministros de Agricultura e Industria, ignorantes de la iniciativa. Y una descalificación de barra de bar del propio presidente del Gobierno, sobre lo mucho que le gusta el chuletón.

El sector cárnico español da empleo a 100.000 personas, factura 28.000 millones de euros, la cuarta parte de la industria alimentaria. Desde una óptica de transición ecológica, que España sea uno de los países con mayor consumo de carne merece algo más que un vídeo en las redes de un ministro con vocación de influencer. Pero Garzón es reincidente; hace un año dijo que el turismo genera poco valor añadido. Lo que es incierto: convertir recursos naturales en productos rentables promueve un alto valor añadido. Otra cosa es dar espectáculo a un millón de seguidores en twitter.

Algunos pensábamos que Garzón podría ser candidato de Unidas Podemos en las próximas andaluzas. El interesado no quiere oír hablar del asunto, aunque cabe pensar que no sumaría mucho a la marca. Y ahí sigue, como ministro incompetente, agarrado a un ministerio sin competencias.

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