Al fin se cerraron las fases. El debate ahora se centra en si se debieron abrir las fronteras o cómo se debió hacer la reapertura. No parece que haya vuelta atrás. Hay cosas que han cambiado y otras que no lo harán, ni con una pandemia de por medio. Lo importante, quizás, es que seguimos avanzando, como decía otrora el lema del Ayuntamiento de Jerez.

La nueva normalidad nos ha hecho perder mucho, más que dinero. El tiempo es oro y lo que se pierde, por desgracia, no se puede recuperar. Atrás quedó la primavera: sin clases, con trabajo a medio gas y llamándonos afortunados por mantenerlo, sin ferias, sin fútbol… Se quedaron también en el pasado ya las fases y el vivir pensando en qué se puede hacer dentro de dos semanas.

Hay cosas que no vamos a perder, como el fútbol. Acaba de volver y ya se están peleando sobre los robos -sobre el terreno de juego, creo- y los arbitrajes favorables a Barça y Madrid. ¡Ay! A ver si llega ya julio y vuelve el de verdad, con el Xerez Deportivo jugándose el ansiado ascenso a Segunda B.

La nueva normalidad cambiará cosas impensables hasta ahora. Llegarán las incorporaciones a un nuevo trabajo desde casa, por ejemplo. Menos mal, por cierto, porque son buenas noticias. Ha llegado escuchar a tus vecinos y rezar para que no hablen en el momento justo. Más si habla un inglés peor aún que el tuyo y la sonrisa se te dibuja. Ya se sabe que mal de muchos…

Con todo esto, lo que no debemos olvidar es que la pandemia continúa activa. No es ser pesimista ni querer que la gente no haga vida normal, pero el virus, aunque como dicen en Gloria Vendimia no mate al duende, sigue entre nosotros. Estamos llegando a la normalidad, pero mucha tranquilidad.