Sanlúcar recuerda con una peña flamenca a Encarnación Martín 'La Sallago'
Vino de China para quedarse
La ciudad y los días
Visto que vino para quedarse hemos optado por vivir y apelotonarnos como si el bicho no existiera. Pero existe
El bicho nunca se ha ido. Vino de China para quedarse. Y cuando se le antoja o se lo ponemos fácil con grandes concentraciones -Semana Santa, Feria- le da por multiplicarse. Además de las noticias de aumento de hospitalizaciones o de brotes en residencias de ancianos, ¿quién no tiene un familiar, amigo o conocido que estos días no haya caído? Con el Rocío en puertas y la multiplicación de eventos deportivos o musicales -siempre bienvenidos en esta ciudad que tiene su venta, alquiler o exhibición como mayor recurso- no parece que se den las circunstancias para que remita. Las vacunas han amortiguado sus efectos, afortunadamente, y reducido espectacularmente la mortalidad. Lo que no quita que los afectados se queden unos cuantos días fuera de combate y las personas de edad avanzada o con patologías asociadas corran riesgo.
Como la gripe, se nos dice, que cada invierno se lleva por delante cuantas criaturas puede. Cierto. Pero bastante teníamos con ella para sumarle este indeseable bicho que apareció en 2019 en Wuhan, a fecha de hoy sin saberse si por transmisión animal (la última teoría de la OMS apunta al perro mapache, por lo visto tan apreciado gastronómicamente allí como aquí la gamba blanca y el jamón de Huelva) o por la fuga accidental de un laboratorio: China no es un país que destaque por su transparencia democrática y colaboración con las agencias internacionales. Estos días ha sido liberado, tras pasar tres años en prisión, Frang Bin, el bloguero que desapareció en febrero de 2020 y fue sometido a un juicio secreto tras revelar las muertes por Covid en Wuhan. Destino compartido por la abogada y periodista Zhang Zang, condenada a cuatro años de cárcel por informar sobre el Covid. Todo en la mejor tradición comunista. Buen futuro nos aguarda si la que hoy es la segunda potencia mundial acaba siendo la primera, cosa que Estados Unidos le está poniendo fácil con su de momento imparable decadencia y la competencia por la presidencia entre dos ancianos de 76 y 80 años, uno de ellos, para colmo de males, el catastrófico Trump.
Esta interesante aportación china a la salud mundial se ha quedado entre nosotros como un invitado indeseable al que cuando le apetece o las circunstancias le son propicias le da por mutar o multiplicarse. Visto lo cual todos, ciudadanos y gobernantes, hemos optado por vivir y apelotonarnos como si el bicho no existiera. Aunque exista.
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