Crónica personal

pilar / cernuda

Volver a empezar

DE nuevo en la casilla de salida. Sánchez no ha logrado ser investido y la película que veremos los próximos días lleva título de Garci: Volver a empezar. Los dos próximos meses, Rajoy y el líder socialista harán cuanto esté en su mano para obtener los votos necesarios que los permitan ser presidentes, y si Sánchez ha logrado reconstruir su alicaída figura el mismo día que aceptó la propuesta el Rey, la situación actual es la que esperaba Rajoy cuando explicó a don Felipe que no debía ser propuesto candidato porque no contaba con los votos necesarios ni siquiera para la mayoría simple: una vez que Sánchez fracasaba en su intento, cabía alguna posibilidad, mínima pero alguna, de que Ciudadanos o PSOE finalmente se avinieran a aceptarlo -a Rajoy- como candidato.

Según el cálculo del presidente en funciones, se evitarían unas nuevas elecciones que al PSOE no le convienen, porque Podemos es el partido de moda en cierto sector que votaba socialismo, y si Garzón convence a Iglesias de presentarse con lista conjunta, la suma de su millón de votos a los más de cinco de la formación morada suponen casi una veintena más de escaños. Unas elecciones, por tanto, letales para el PSOE.

Volver a empezar con las cábalas, especulaciones, reuniones, negociaciones, declaraciones, insinuaciones, filtraciones y verdades como puños. Teatro puro y duro y mucho plató. Nos quedan semanas de hartazgo sumado al que ya hay, pero a lo mejor, con suerte, los dirigentes piensan un poco más en España y algo menos en sus propias ambiciones, y se ponen a trabajar en serio para un acuerdo que traiga estabilidad a este país, que falta hace.

¿Con qué formula? Sólo hay dos: el Gobierno de progreso que defiende Sánchez y que obliga a la cooperación de Podemos, en ningún caso gratis, o un acuerdo como el que busca el PP y un sector importante del PSOE, pero que Sánchez no lo quiere ni en pintura: Gobierno del PP con apoyo socialista y de C's, previo pacto firmado en el que se ponga fecha y hora a la aprobación de varias leyes relevantes y la reforma constitucional.

Con el PSOE haciendo una oposición dura, muy dura, pero apoyando al Gobierno en cuestiones de Estado, como la unidad de España o la lucha al yihadismo. Sería una legislatura que no llegaría a tres años, pues la reforma constitucional obliga a la disolución.

Así, explicaba un socialista que ya no forma parte del equipo de Sánchez, el PSOE recuperaría el espacio perdido y podría ganar las próximas elecciones. ¿Será eso lo que se configure antes del 2 de mayo, día en que se convocarán comicios si no hay presidente? Imposible adivinarlo. Pero es evidente que tras el fracaso, Sánchez queda tocado aunque su gesto fue valiente; Rajoy se fortalece por la debilidad del rival y Rivera se ha dejado muchas plumas al firmar un pacto con Sánchez que tiene poco que ver con lo que esperaban la mayoría de sus votantes. Sólo un acuerdo entre los tres frenaría la ola podemita que sería catastrófica para España.

Si esa ola se hace con el Gobierno, Rajoy y Sánchez tendrán que dar muchas explicaciones por su falta de responsabilidad. Por su falta de patriotismo.

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