Descanso dominical
Javier Benítez
Paco
Cuando el 14 de diciembre de 2011 los Jerezanos de la Diáspora, en Madrid, le ofrecieron el tradicional homenaje a Álvaro Domecq Romero por tener acreditada su jerezanía en máximo grado, tuve la oportunidad de charlar con él sobre muchas cuestiones y cosas jerezanas y nuestra charla me sirvió para comprobar la amistad, el cariño, la admiración y la auténtica devoción que sentía por la figura y el ejemplo de su padre en todos los órdenes de la vida, lo que me permitió decirle afirmativamente que él era auténticamente el Alvaro Domecq II.
Sinceramente, le gustó el “bautizo” y en más de una ocasión tuvimos la oportunidad de recordar aquella feliz idea, con el recuerdo permanente de D. Álvaro a quién la Diáspora había tributado su homenaje en 1999.
La figura de Álvaro Domecq Romero ha sido merecidamente alabada, con motivo de su muerte, por jerezanos y no jerezanos que han querido demostrarle el buen recuerdo que su vida ha dejado en todos los ejemplares momentos de su vida como rejoneador, ganadero, empresario, jerezano y español fuera de serie.
Al homenaje en Madrid asistimos muchos paisanos que llenamos el amplio Salón del Casino Militar, en la Gran Vía, y fue Manolo Guerrero Pemán quien, en nombre de todos, le ofreció el acto con unas palabras, brillantes, cariñosas¸ entrañables y muy admirables, basadas en la amistad y el agradecimiento por todo lo que Álvaro había hecho por Jerez y para el mundo, poniendo a la Real Escuela Andaluza de Arte Ecuestre como símbolo gigante de toda su obra.
Termino con un recuerdo muy especial para su inseparable compañera Maribel y para toda su familia, recordando unos versos a su padre, del gran poeta Rafael Duyos, que como modelo ejemplar de hijo que ha sido siempre, le gustará que cierre este homenaje: "Álvaro Domecq/ silueta escapada/ de un brujo pincel".
Descansa en paz.
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