Jerez íntimo
Marco Antonio Velo
Jerez: mis conversaciones con Francisco Holgado Ruiz (II)
Por montera
No quise llorar aquel día y no voy a llorar ahora. Nos han engañado. Pedro Sánchez se apoya en los asesinos, y a los demócratas los mata con sus belicosos discursos. En las listas de Vox, ese partido que ellos denominan como "banda de fascistas", tiene como líder a un amenazado de muerte por ETA, Santiago Abascal, como fundador a Ortega Lara, secuestrado por ETA, a Alcaraz cuyos hermanos y dos sobrinas fueron asesinados por ETA. Asesinaron al hijo de Antonio Salvá, y al hermano de Juan de Dios Dávila. El padre de Ana María Velasco fue asesinado cuando llevaba al cole a sus hijos. Así se conforman las listas de Vox y así se configuran las listas de Bildu, con 44 etarras condenados y siete asesinos. Zapatero criticaba esta semana a los que demonizan a Bildu mientras desvelaba que en las negociaciones con ETA " se les dijo que si dejaban el terror tendrían sitio en las instituciones" y añade, ahora, hay que mantenerlo. Lo contrario que aseguró, con el valor de su palabra, Rubalcaba quien apoyó lailegalización de HB. Aznar también aseveró que "tomar posesión de un escaño es preferible que empuñar las armas". Se les legalizó sin pedir perdón ni mostrar arrepentimiento. ¿Qué pensaban que iban a hacer estos indecentes asesinos al llegar a la política? Pues lo que ven: una política ignominiosa. La reinserción es derecho del condenado. Si un alcohólico lo es toda su vida aunque haya dejado de beber y un fumador lo será siempre aunque nunca más se vuelva a encender un pitillo, un asesino lo es toda la vida. La reintegración a la sociedad después de cometer crímenes, además , de los que no te has arrepentido, tiene sus lineas rojas pintadas de sangre. No cabe en la cabeza que un violador retome su vida, tras la condena, como profesor en una escuela infantil. No cabe en la razón que un condenado por corrupción, se reinserte en la política para volver a manejar dinero público. Los asesinos de ETA no pueden llevar alcaldías de ningún municipio, ni provincia del País Vasco, y muchísimo menos en la misma ciudad donde asesinaron a sus vecinos, para que tomen decisiones de Estado desde un grupo separatista. Semejante infamia nos devuelve el sabor de los años de pólvora a la saliva de nuestra boca. Vuelve el espanto, el miedo. Vuelve el terrorcausado por ETA y por quien lo está favoreciendo. Tragarse las lagrimas es un acto heroico que fortalece la dignidad de la víctima puesto que quien debe rendirse es el enemigo.
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