CON MALA UVAel oro y el moro

Antonio Heredia

La bota de los turbiosMoneda

No sólo las luces de colores y los villancicos animan en estos días de Navidad la transitada calle Larga. Tal como se aprecia en la imagen de JUAN CARLOS TORO, 'estatuas' humanas centran también la atención de los transeúntes del centro de la ciudad. En este caso, el artista ha elegido páginas de periódico para fabricarse un original traje con el que atraer las miradas de jerezanos y visitantes.

CARA o cruz. Habrá que lanzar la moneda al aire para que gire la incertidumbre y, al caer sobre la mano el vil metal, apretemos con el puño una certeza sólida. Agarre bien la monedita que, llegado el caso, podrá dilucidar cualquier enigma en estos tiempos en que hasta las verdades contables de la economía están sometidas a refutaciones. Nos queda sólo el impulso de echar a suertes las evidencias percibidas y sus contrarios a fin de que el viento mismo sea el juez que incline la balanza.

Si sale cruz, en este reverso del euro se juntan 18.000 parados. Con nombres y apellidos aparecen en las oficinas del SAE, para el que quiera preguntar. Las cifras cantan y en esto del desempleo van camino del disco de platino. También saldrá a la venta un vídeoclip protagonizado por los de Delphi en el cursillo de formación. Unas veces por a y otras por b, estamos en las mismas, que es donde siempre. Y a verlas venir, cuando no se van yendo. Las administraciones hacen de menos esta desesperanza porque llevan en el papel de los discursos grandilocuentes otros números, que son millones a invertir. Y tanto se dice de ellos que esta expectativa acaba, por repetida, brillando en el aire como las monedas que se tiran al albur, a ver qué sale. Si cae sobre la mano la cara del empleo, resulta que en este anverso trasiegan 360 contratos diarios a punto de firmar. Claro está que la mayor parte no excede de una jornada -siquiera de varias horas- y despide la pestilencia de la basura. Ese mismo hedor impregna, además, a nóminas de menos de 900 euros a tiempo completo. En Área Sur no se sabe si sus 3.000 empleados directos e indirectos dan saltos de contento o andan bien jorobados. En cualquier caso, no está probado que sean estos miles sus beneficiarios cuando la lista del desempleo amplía su desdicha. Con Área Sur, ni cara ni cruz, la moneda se ha quedado de canto como una duda, sin dueño que la atrape en el gran escaparate de las certezas de la opinión pública.

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