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JUAN Varea Segura, gachó, vino al mundo en Burriana (Castellón), en 1908, y falleció en Madrid, en 1985. Y fue en cantaor de primera calidad. Su infancia transcurrió en Barcelona, conviviendo con los gitanos de Somorrostro. Siendo todavía muy joven le escogió el hijo del guitarrista Miguel Borrull, para su tablao. Allí le escuchó Angelillo y le contrató para su espectáculo. La trayectoria artística le llevaría a Madrid, donde le acogió don Antonio Chacón para las fiestas en el colmao Villa Rosa. Y de Madrid a Sevilla, para compartir las reuniones de cabales de la Alameda de Hércules con Manolo Caracol y otros artífices del momento. Ya en 1928, comparte cartel con Marchena y seguidamente graba en disco con la sonanta de Ramón Montoya. Dos años después, en el Teatro Monumental de Madrid, ganó un importante concurso. La guerra civil la sufrió en el bando republicano y estuvo preso en Las Navas del Marqués, hasta que un militar aficionado al cante lograba su libertad, dedicándose a las fiestas íntimas, de donde le llevó Concha Piquer a su compañía. Luego, formó parte de los espectáculos flamencos en giras por la geografía española, y en 1947, estando en el elenco de Juanita Reina, realizó la primera grabación de la zambra "La Niña de Fuego". Pasó al grupo de Vicente Escudero y seguidamente recorrería el extranjero con Rosario y Antonio. A su vuelta, el tocaor jerezano Perico del Lunar, le incluiría en su famosa antología discográfica, junto a los componentes del tablao madrileño Zambra, donde permaneció hasta 1975. La Cátedra de Flamencología de Jerez, en 1983, le otorgó el Premio Nacional a la Maestría y, al siguiente año, se le tributó un homenaje en el teatro donde cincuenta y dos años antes obtuvo su primer premio. Murió el ocho de noviembre del año siguiente. Anselmo González Climent, escribió de Juan Varea: "El cante es para él, en lo objetivo, una entidad sacramental, y en lo subjetivo, un instrumento quemante, embriagador". Tuvimos el honor de presentar, en 1973, su disco más significativo: "Lección de cante flamenco". Y puede leerse en su carpeta: "Juan Varea se apoya principalmente en la experiencia. Es un experto en el bien decir la copla. Su dicción es quizá de las más cabales de hoy. Es por encima de todo un cantaor con medida, de esos pocos que supeditan todos los tercios a una adecuada musicalidad, la que sabiamente marca, fija de salida. En su voz no hay estridencias, ni se refugia en el grito más o menos artificioso, ni busca el apoyo del quejío a ultranza. Lo suyo es el equilibrio, la templanza, la naturalidad. Ha dedicado toda su vida a su vocación, y diariamente da fe del legítimo cante flamenco, sin renegar de ningún estilo, pues los interpreta todos con devoción y maestría". Ahora, próximo a cumplirse el centenario de su nacimiento, la peña de su pueblo le rendirá pleitesía. Y esperamos que la afición en general también lo haga, porque Juan Varea ha quedado en los anales flamencos como uno de los más ciertos cantaores del siglo XX.
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