Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La conversión de Pedro
FUE en septiembre, el mes vendimiador por excelencia, cuando Antonio Gallardo Molina vino al mundo en el año de 1925. El mes próximo habrá pues de conmemorarse su primer centenario. Resalto lo de “primer”, porque soy un acérrimo convencido de que la figura de Antonio Gallardo, su obra tan rica, tan diversa, tan imposible de cuantificar y valorar en su justa medida, será recordada en otras muchas ediciones conmemorativas como a la que a no dudar habrá de materializarse en su Jerez, su pueblo de su alma –y un cacho grande de la mía-, el venidero y vendimiador mes de septiembre.
Propongo –y pido disculpas por ello- que, para conmemorar el primer centenario del nacimiento de Antonio Gallardo Molina, vendimiador de coplas y versos, deberían aunarse los esfuerzos de Ayuntamiento –en definitiva el máximo organismo de la ciudad y que, en 2007 le hizo entrega del Premio Especial “Ciudad de Jerez”, en 2009 le nombró Hijo Predilecto y desde 2011 la calle “Pozo Dulce” pasó a denominarse, en su honor, “Pozo Dulce de Antonio Gallardo-; la Real Academia Jerezana de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras –su ingreso en ésta institución aconteció en 1986 con su discurso “Memoria apresurada”, declarándose en dicha ocasión representante de la cultura popular de su ciudad; La Cátedra de Flamencología y Estudios Folklóricos Andaluces de Jerez, a la que estuvo unido desde su creación, -con homenaje de ésta junto al poeta arcense Antonio Murciano-, mediante toda la autoría de sus cantes y las coplas de los mismos; la Unión de Hermandades y la Hermandad del Rocío –fue prolija su producción creativa e interpretativa para ambos colectivos-. Pregones, exaltaciones, oraciones poéticas, homenajes a colectivos, individualmente a cantaoras, cantaores, guitarristas, compañeros de la oratoria, poetas y un etcétera tan profusamente amplio que su reseña hace materialmente imposible resumir aquí y ahora.
Desde su afición y práctica fotográfica en su propio estudio, pasó con el devenir del tiempo -1972-, a convertir dichas instalaciones –calle Eguilaz-, en academia de cante, baile y toque, a disposición de jóvenes aficionados/as. Es en el referido año cuando Antonio Gallardo entra de lleno en uno de sus capítulos artísticos creativos: el teatro, aun cuando ya en 1951 había escrito y estrenado en Villamarta, en colaboración con el recordado Nicolás Sánchez, “Los novatos”, de donde surgieron canciones tan famosas como “Maldigo tus ojos verdes” y “Bulerías de la Plaza del Arenal” –gloria interpretativa de La Paquera de Jerez-.
Retoma el trabajo de la autoría teatral más próxima en el tiempo con “El Público”, monólogo que tuve el placer de estrenar en el salón de actos de Caja de Ahorros de Jerez, Plaza de las Marinas y más tarde en otro espacio de dicha entidad crediticia ubicado en La Línea de la Concepción. “El Anuncio”, diálogo teatral que interpreté con mi esposa, Milagros Pacheco. “Noches de luna nueva” fue otro espectáculo teatral que se ofreció en la hoy Pescadería Vieja protagonizado por el grupo de actores de Radio Popular de Jerez con Nena Estrade, Elia González de Aguilar, Cati Ramírez, Manolo Román, Nono Vázquez, Germán Merino y Goyo Gutiérrez. “Juego de dos para tres” –, escrita para mi esposa y para mí-, no llegó a estrenarse pero aparece en su libro, “Florilegio”, del cual poseo un ejemplar gracias a su hijo Bosco Gallardo.
Fue en 2006 cuando en el Teatro Villamarta se ofreció su espectáculo teatral-navideño titulado “De Nueva York a Jerez” para el que contó con la colaboración de su hijo José Gallardo, la dirección musical de Moraíto de Jerez y las intervenciones de Malena, Jesús, Marina y José Gallardo, Tomasa La Macanita, Felipa del Moreno, Milagros Pacheco, José Gálvez, Rocío y Mibe Vargas, Fernando Soto y otros, respondiendo a la llamada de “Los Juncales”.
Antes, años antes, Antonio Gallardo había dado forma a grupos flamencos y de sevillanas: entre otros “Los monosabios”, “Los Piconeros” y “Los Faraones”; éste último alcanzó una gran popularidad con Luis Paulera, Moraíto de Jerez, Moraíto de Ramona, Diego Carrasco, Lorenzo Gálvez “Ripoll” y “El Gómez”, protagonistas en 1972 del LP con la Misa Flamenca de Antonio.
Los amigos del autor han sido tantos que, reseñar sus nombres ocuparía un espacio del que no disponemos, por lo que con los que a continuación citamos va nuestro reconocimiento para todos: Muy especialmente para José Luís Zarzana Palma, compañero entrañable y colaborador en algunos de sus trabajos, Manuel Ríos Ruiz, La Paquera de Jerez, Manuel Morao, Fernando Terremoto y Rafael de Paula entre otros, entre otros muchos, a los que dedica versos y piropos por la cualidad de su arte y por su amistad.
Suele ocurrir con demasiada frecuencia que lo que se pretende destacar en los más diversos trabajos como prioritario, queda desplazado para el final; así quería referirme a mi primer encuentro con Antonio Gallardo que lo fue en los bajos del edificio de Caja de Ahorros de Jerez en Plaza del Arenal, cuando allá por los finales de los años sesenta del siglo pasado, presentó su libro “Luna de Nixán” o cuando en 1981 me entregó un ejemplar de su libro “Apenas yo” con la más emotiva dedicatoria que jamás me han dedicado. De todo ello, quería haberme ocupado al comienzo de éste apresurado resumen, pero ha quedado aplazado para el final con la reseña más importante: el matrimonio del poeta con Rosario Quirós el 6 de agosto de 1953 en la iglesia de San Miguel, de cuya feliz unión nacieron Severo, José, Antonio, Milagrosa, Jesús y Bosco; a todos ellos, como a sus padres en el recuerdo, mi cariño y mi amistad sin tasa.
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