Chantaje en el Sahara

13 de noviembre 2025 - 03:05

Hace medio siglo, al ritmo de la descomposición del régimen que marcaba la agonía del general Franco, España hizo una vergonzante entrega a Marruecos del territorio que administraba como potencia colonial en el Sahara y que, de acuerdo con las resoluciones de Naciones Unidas y del Tribunal Internacional de La Haya, tendría que haber sometido a un proceso de autodeterminación. En realidad, lo que se sustanció durante aquellos días llenos de miedo e incertidumbre fue un chantaje al que el débil Gobierno del incapaz Carlos Arias Navarro ni supo ni quiso hacer frente.

Hay que reconocer que los márgenes de maniobra eran muy escasos. La Marcha Verde lanzada por el rey Hasan II ponía a España ante la tesitura de una guerra colonial que en aquellos momentos era impensable. El país estaba en la situación más tensa y peligrosa que había vivido desde el final de la Guerra Civil y plantearse un rechazo armado a la agresión marroquí no era posible por razones de todo tipo. No era la menor el hecho de que Estados Unidos jugó a fondo la carta marroquí para evitar que un territorio potencialmente estratégico quedara en manos de la prosoviética Argelia. Washington, una vez más, dejó a España a los pies de los caballos.

El Gobierno de Arias, desbordado por las tensiones y las peleas internas que rodearon los últimos días de Franco, se limitó a no hacer nada y a dejar que el conflicto se desarrollará a plena satisfacción de los intereses de Rabat. El ministro de Asuntos Exteriores, Pedro Cortina Mauri, se desentendió de la crisis y dejó que fuera José Solís Ruiz, franquista de pura cepa y entonces al frente de la Secretaría General del Movimiento, el que viajara a Marruecos para cerrar el acuerdo que suponía la rendición.

En aquel proceso caótico, fueron las fuerzas armadas destinadas en el Sahara las únicas que supieron actuar con dignidad y con profesionalidad. Cumplieron las órdenes con disciplina, pero activaron desde el principio de la crisis los medios necesarios para hacer frente a una agresión que suponía una invasión del territorio que tenían la obligación de defender.

Marruecos volvió a demostrar, como hizo desde la independencia y como sigue haciendo hoy en día, que sabe aprovechar todos los flancos débiles que le ofrece España. Con la Marcha Verde aprendió que cuando ellos aprietan obtienen resultados rápidos. En ello siguen.

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