Tierra de nadie
Alberto Nuñez Seoane
Esclavos de hoy
LO decía el poeta León Felipe: ‘La cuna del hombre la mecen con cuentos…’. Estamos atiborrados de relatos, nada se libra de la fábula y el mito. Los poderosos del mundo inventan su relato. Para bien o para mal los hemos ido asimilando, ideologizando más bien. Cada quien busca la explicación de casi todo a su conveniencia, hasta llegar al paradigma deseado. Y aquí estamos, sujetos al expendedor de cuentos, a la feria de las ideologías en la que participamos como niños contentos subidos en los cacharritos. No sabemos exactamente quién o quiénes los producen, si el comunismo o el liberalismo. ‘Es lo mismo, a fin de cuentas, es la libertad rodeo que va dando la cadena’ (¡Oh gloriosos tiempos de Jarcha!). Unos porque celebran la libertad; otros porque la supeditan al control del Estado. Unos y otros, otros y unos, dando por saco a quienes sólo quieren ‘su pan, su hembra y la fiesta en paz’. ‘Me sé todos los cuentos…’. Las opresiones de la humanidad y la lucha por los derechos políticos han ido dejando un rastro de individuos perdidos por la historia. Nadie los considera, ya nada cuentan para los hacedores de la nueva realidad. Todos han ido cayendo, lo mismo de un bando que de otro, en el olvido de la ingratitud. El terreno ganado a la dignidad se encuentra, en gran parte del mundo, sembrado de abrojos.
Es verdad que las ancestrales opresiones brutales han cedido a regímenes más democráticos, que los gurús de la magia han claudicado al poder de la razón, que las intolerancias han caído en gran medida…y así hasta infinidad de cosas. Es verdad. Pero las alambradas de espino siguen produciendo desgarros en la historia emocional de nuestro presente. Siguen los tiranos campeando a sus anchas, sigue la justificación de la economía por encima de los derechos humanos, sigue el egoísmo conculcando la mínima dignidad exigible. No sé qué relato sería el adecuado para que algún día la ciudadanía de Corea del Norte pudiera confraternizar con los humanoides norteamericanos, no sé qué globalización puede conseguir que el materialismo de un bando u otro se supedite a las personas.
En cualquier caso, todos los relatos están llenos de mantras insufribles que nos han ido atrapando hasta este punto de polarización e irracionalidad infausta. Nada vale más que un niño desnutrido o hambriento, nada más importante que una madre rota con su bebé intentando succionar la ilusoria leche de su pecho…Me siento decepcionado por los relatos existentes. Siguen los muros, continúan las alambradas, se recrean democracias intolerantes y dictaduras absolutas. Los caudillos occidentales no son tan diferentes a los orientales.
Entre Donald Trump y Putin te puedes quedar con Sánchez, o quizá con el Banco que compre tu deuda, con las élites europeas que marcan el desarrollo del dinero, y poco más. El desencanto ya no es una percepción subjetiva sino una realidad cada vez más emergente ¿De verdad el problema de Europa es el aumento de gasto en defensa? ¿No hay otra alternativa? ¿Los aranceles subiendo mientras se disminuye la subvención de la PAC a los agricultores? ¿La sostenibilidad ecológica mientras se les permiten el paso a los productos extracomunitarios, no controlados, por acuerdo de los bajos fondos europeos? ¿Qué terreno estamos pisando?
Las decepciones son tantas y tan abultadas que ya no nos importa el régimen político, ni tan siquiera los ideales que proponen; porque el relato existente está repleto de cuentos, ahíto de mentiras y, por ende, concluido. Pedimos un nuevo paradigma social, no ya un nuevo líder, que también, sino una nueva forma de comprender la realidad; porque no se trata de un cambio de colores, sino de una manera diferente de concebir la sociedad y la concepción de un mundo que vive fragmentado. Los cuentos son ficciones y, a la postre, la realidad se impone, la evidencia es mostrenca y la gente termina dándose cuenta del engaño sistémico al que los poderes fácticos nos tienen sometidos ¡Ya está bien! Los relatos globales no mejoran las condiciones laborales de la población ni los jóvenes mejor preparados de la historia tienen futuro.
Las élites de todos los signos viven mejor, mientras el pueblo sigue pastando los despojos de las subvenciones intencionadas ¿Cuándo podrán los jóvenes adquirir una vivienda sin que tengan que esclavizar sus vidas para siempre? Esa es la realidad ¿Hipotecar la vida a la espera de que un régimen arbitrario permita vivir con dignidad? ¿Cuántos años llevamos esperando la decencia perdida? ¿Se la debemos al que manda?; pero ¿quién manda?... Ya no nos creemos los relatos consoladores de quienes se sustentan de la política ¡cuentos! Cada vez más desempleo, cada vez más precariedad, cada vez más enfrentamiento ¿A quién hay que creer, en quién hay que esperar? No es de extrañar que Europa esté dando un giro ideológico considerable.
Entre la democracia liberal y el politburó se ha destrozado toda una generación de jóvenes que han acabado por perder la esperanza en sus dirigentes. Quizá te expliques el porqué de tantas guerras, el porqué de tantas decepciones, el porqué de la violencia contenida ante tanto cuento político y miserable que sólo lucha por la ideología correligionaria y nada por las personas que en verdad lo necesitan. Queridos políticos de turno, dejaos de vendernos relatos globales, opiáceos y tranquilizadores, dejaos de mentiras y aplicaos en el verdadero ser del servicio público. Dejaos de cuentos, que ‘me han dormido con todos los cuentos…y sé todos los cuentos’.
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