Carlos Colón

No dejemos de lado lo esencial

La ciudad y los días

Todo, el arte, la literatura, la ciencia y la política, debe servir a las comunes vidas de los seres comunes

10 de julio 2023 - 00:00

Una tarde desertizada por el calor y el fin de semana paso por una de nuestras rondas de barriadas mal urbanizadas en las que los altos bloques parecen haberse tirado con desgana desde un Olimpo de desatentos dioses municipales y semidioses arquitectónicos. Como siempre, pero más esta tarde desolada, me emociona la visión de tantas plantas, tantos pisos por planta, tantas ventanas y balcones por piso y tantas historias, todas diferentes, únicas, tras ellos. Son estos bloques bibliotecas únicas cuyos volúmenes, que son las personas que los habitan, periódicamente desaparecen, enterrados, quemados, sin que quede de ellos, en el mejor de los casos, más que la querida y frágil memoria de los suyos que a su vez también desaparecerán, llevándose con ellos la pálida memoria de los muertos.

No es una reflexión melancólica, no se equivoquen, porque da toda su importancia a esas vidas anónimas, cada una de ellas una historia única, y plantea la exigencia de que todo, la ciencia, el arte, la literatura y por supuesto la política, se ordene a ellas para hacerlas más amables y llevaderas, para dar razón de su existencia y revelar (y revelarles) su carácter único y su absoluta dignidad que a veces las circunstancias o las personas les arrebatan, induciéndoles a un desistimiento de sí mismos, convenciéndoles de que sus vidas comunes y corrientes carecen de interés. Por eso me conmueven las escenas domésticas de Chardin, la acomodadora de Hooper o la camarera de Ellitott Erwitt.

En estos tiempos de fantasmones y charanga preelectoral es bueno recordar lo que escribió el gran Georges Perec: “Lo que nos habla, me parece, es siempre el acontecimiento, lo insólito, lo extraordinario: la primera página a cinco columnas, grandes titulares, (…) como si la vida sólo debiera revelarse a través de lo espectacular y lo significativo fuese siempre anormal: cataclismos naturales o conmociones históricas, conflictos sociales, escándalos políticos… En nuestra precipitación por medir lo histórico, lo significativo, lo revelador, no dejemos de lado lo esencial. (…) Los diarios hablan de todo, salvo de lo diario. (…) Lo que pasa realmente, lo que vivimos, lo demás, todo lo demás, ¿dónde está? ¿Cómo dar cuenta de lo que pasa cada día y de lo que vuelve a pasar, de lo banal, lo cotidiano, lo evidente, lo común, lo ordinario, lo infraordinario, el ruido de fondo, lo habitual?”.

stats