El nuevo portavoz del PP, Antonio Montero, se enfadó ayer mucho en el pleno. Su formación presentó dos propuestas, una sobre un Plan Especial de Seguridad Calle Nueva y otra relativa a las inversiones pendientes del Gobierno de España con Jerez. Ambas fueron retiradas por él mismo tras presentar Ganemos y Adelante, respectivamente, enmiendas de adhesión en las que también se nombraba a la Junta de Andalucía.

Es curioso lo mucho que gustan las enmiendas a los partidos que gobiernan o saben que tienen el apoyo del gobierno (porque son los que con sus votos pueden sacarlas adelante) y lo poco que gustan estas mismas herramientas democráticas cuando están en la oposición. Basta recordar los gobiernos de Pilar Sánchez (2007-2011) y de María José García-Pelayo (2011-2015). En aquellos mandatos, la oposición se quejaba siempre del “rodillo de la mayoría absoluta”. En ambos mandatos, el gobierno de turno aprovechaba su superioridad numérica para añadir enmiendas (en algunos casos a la totalidad) que modificaban las propuestas iniciales. Guste o no guste, tanto PP como PSOE lo hicieron así (porque es legal) por lo que no vale quejarse ahora. Las hemerotecas (y también la memoria de los que presenciaron esos plenos) dan para mucho.