La familia, y algunos más

31 de marzo 2011 - 01:00

VAN a tener que ponerse de acuerdo Cayo Lara, coordinador general de Izquierda Unida, y Diego Valderas, coordinador andaluz de lo mismo, a cuenta de la feliz y próspera familia que conforma la militancia de la coalición en Manilva. Para Lara, la situación protagonizada por IU en el Ayuntamiento manilveño es "intolerable"; para Valderas, el trabajo de la alcaldesa, Antonia Muñoz, es "ejemplar", y el escándalo desatado, "un asunto administrativo".

¿Cuál es el escándalo? Pues una denuncia del comité de empresa del Consistorio según la cual los 17 miembros de la candidatura de Izquierda Unida han sido contratados por el Ayuntamiento que gobiernan y esperan seguir gobernando después del 22-M. Y no se han conformado con servir personalmente al pueblo en su doble condición de ediles o candidatos a ediles y de empleados municipales: también han colocado a unos cuantos de sus familiares directos o políticos. Concretamente, a 57. ¡Para que luego digan que la izquierda radical es enemiga de la familia! Nada de eso. Familia que trabaja unida permanece unida... en Izquierda Unida.

Además, nada de anarquías e igualitarismos. En Manilva se respeta rigurosamente la jerarquía. La alcaldesa, la citada Antonia Muñoz, es la que, según la denuncia que investiga una juez de Estepona, cuenta con más parientes contratados por el Ayuntamiento. Son 13 en total, la mayoría primos hermanos y sus parientes. La concejal de Bienestar Social, que vela lógicamente por el bienestar de los suyos, tiene siete familiares colocados, y así hasta completar los 57 del lote. La política de protección y ayuda a la familia que impulsa la alcaldesa le ha llevado a contratar también con dos empresas de su marido, de muebles y carpintería, que han cobrado por sus servicios al Ayuntamiento 69.000 euros en dos años.

Se da la circunstancia de que el problema municipal más relevante de Manilva, como de otros tantos ayuntamientos, es la amplia plantilla de empleados públicos, que ha crecido sin parar en los años de vacas gordas y que ahora, con la caída de la actividad urbanística, tiene dificultades para cobrar puntualmente su nómina. Quizás ahí esté el origen de la denuncia del comité de empresa, en manos de UGT, a cuyo presidente le han cambiado la cerradura de su puesto de trabajo y le han impedido acceder a su ordenador durante unas horas, aparte de haberle amenazado uno de los concejales afectados. También es una respuesta de libro. Del libro de los antidemócratas pillados en falta y que se defienden de mala manera.

Veremos en qué queda el debate entre Cayo Lara y Diego Valderas. Veremos si la estricta ética política que acompaña a Izquierda Unida desde su fundación pasa por Manilva o pasa de Manilva.

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