Franco ha muerto (¿del todo?)

20 de noviembre 2025 - 03:06

Hace hoy medio siglo de aquel hito histórico que inició la transición española hacia la democracia, que no fue ni tan corta ni tan espontánea ni tan completa como esta conmemoración nos sugiere. El lema de los 50 años en libertad parece indicar que la misma llegó por generación espontánea en cuanto el dictador cerró el ojo.

Para el arranque legal de la democracia podríamos elegir el momento del 29 de diciembre de 1978, cuando entró en vigor la Constitución. Tres años de transición legislativa para la que se usó una ley franquista póstuma (la octava y última de las Fundamentales). El inicio fáctico de esta democracia es otra cosa. Pueden ser las primeras elecciones constitucionales del 79 o el 23 de febrero de 1981, con el fracaso del golpe de estado y el asalto al Congreso de Tejero.

Pero la democracia, o la libertad, no son solo una fórmula legal sobre el papel, ni una fecha en el calendario, ni una organización legal del Estado y sus instituciones, con un punto de inicio y una evolución lineal y plana. Al contrario, la historia nos muestra que un régimen de libertades es una sucesión de vaivenes, de pasos adelante y atrás, que no siempre reflejan lo que dice una norma en un papel. La democracia tiene que ser sentida por los ciudadanos. Han de confiar en sus instituciones, han de saber que su voto sirve, tienen que creer en esa libertad para pensar y expresarse sin miedo, pero también, muy importante, en el respeto hacia quien piense y se exprese distinto. Han de tener conciencia de la igualdad de oportunidades y de que no hay ciudadanos de primera, de segunda o de ínfima categoría.

¿Se parece esto a nuestra democracia de hoy? Corrupción, fontaneros que maniobran en las cloacas del Estado, pisazos, fiestas y prostitutas a cargo del dinero público, políticos que se lucran en las peores crisis, fallos en las coberturas sanitarias más delicadas... Y no es todo tan grandilocuente. El verdadero mal está en lo pequeño, en la falta de pudor para enchufar a un hijo –porque “cualquiera lo haría”–, en alardear de quitar o poner multas a un político porque le sale de muy abajo, en el chantaje a medios de comunicación y en las maneras cortijeras.

Sin opacar los grandes avances de este país desde 1975, la conmemoración podría servirnos para pararnos a reflexionar en qué punto de ese camino sinuoso de la democracia estamos y qué podemos hacer todos para perfeccionar este sistema de libertades.

stats