Jerez, agosto de 1946: la archicofradía de la Santa Agonía (IV)

Breve oración de los miembros de la archicofradía de la Santa Agonía.
Breve oración de los miembros de la archicofradía de la Santa Agonía.

11 de agosto 2025 - 03:10

El 15 de agosto, festividad de la Asuncion de Nuestra Señora, celebraron sus días la señora de Sola (Luis) y la señora viuda de Castrelo. Señoritas de García Mier y Fernández de los Ríos, González de Quijano, Sánchez Esteve y Sola Melero. A las siete de la tarde contrajeron matrimonio en la iglesia de San Pedro Quinita Velarde Díaz y Jaime Plá Ureña, oficial de Aviación. En unión de su hijo Victoriano salió para Lanjarón Victoriano Romero Palomo. Experimentó una ligera mejoría, dentro de su delicado estado de salud, la esposa de Luis de la Milla y Alonso. Tirando del hilo de Penélope de las investigaciones de quien suscribe -archivo va, carpetas vienen- ha sido posible -como dato que viene a la montaña- un hallazgo cuanto menos curioso: el viernes 15, a las 20.30 horas, la Archicofradía de Jesús Agonizante celebraría la misa correspondiente a los cultos del mes en curso ante el altar del Santo Crucifijo de la Salud. Con sede en la céntrica iglesia de San Miguel… Pregunto a los más veteranos del lugar. Ni de oídas les suena…

Javier Jiménez López de Eguileta, gran cofrade del Santo Crucifijo de la Salud y reputado investigador nos pone en órbita. En efecto se trata de la archicofradía de la Santa Agonía. “Fue creada en 1903 -dice Javier- por el Beato Marcelo Spínola. En la hermandad tenemos el título de la fundación, que apareció en un cuadro tras décadas oculto por un documento que se había puesto delante. En el ático del retablo de Nuestra Señora de la Encarnación hay representada una Santa Agonía. Y junto al retablo de Ánimas hay un cuadro con la misma iconografía pintado por Rodríguez de Losada. Quizá pertenecerían en su día a esta archicofradía, de la que muy poco se sabe”.

La curiosidad nos pica. El arriba firmante indaga. Sigo tirando del ovillo. Con colaboradores acérrimos. Bucemos -y no husmeamos- al respecto. La Santa Agonía fue, de entrada, una asociación. Fundada como hermandad -corría el año 1862- en Valfleury (Francia) por Antoine Nicole (1817-1890). Antoine Nicole: un sacerdote de la Congregación de la Misión (lazarista). Pío IX le otorgó -en los inicios- indulgencias. Años más tarde, en 1865, pudo la Santa Agonía unirse -con el beneplácito y la autorización eclesial- a otras cofradías de la diócesis de Lyon. 1894 sería fecha clave: se convertiría en archicofradía para toda Francia. Instaló la sede en la casa central de los lazaristas, esto es: el número 95 de la calle Sèvres de París.

Tras concederle por dos veces su indulgencia, el papa León XIII permitió en dicho año su difusión por todo el mundo. ¿Las prácticas? El rezo diario de una breve oración que se encontraba al dorso del certificado de admisión que se entregaba a los miembros. O bien el rezo del Padre Nuestro y Ave María por las intenciones de la asociación. A los hermanos se les recomendaba ofrecer sus actos cada viernes (o cualquier otro día), oír misa una vez

por semana y ofrecer una comunión al año por las intenciones de la institución. Ninguna de estas prácticas se revestía de ninguna obligatoriedad. Eso sí: los miembros debían permanecer encarecidamente vigilantes al respecto de aquellas personas que estaban en peligro de muerte al objeto de que siempre tuviesen la asistencia de un sacerdote y otros auxilios para “una buena muerte”. La medalla de la archicofradía presentaba, en una cara, la representación de la agonía en el Huerto y, en el reverso, a Nuestra Señora de los Siete Dolores. Como apunte curioso valga señalar que la principal celebración se fechaba el martes de la septuagésima semana. Por descontado la asociación se extendió por toda la faz de la tierra y tuvo -y tiene- sedes, de manera principal pero no exclusiva, en las iglesias y capillas de los lazaristas y las hijas de la Caridad.

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