Este artículo nace con vocación de media verónica en su quite al toro de la desmemoria local. Una columna periodística también a menudo reconoce la dimensión de los pases de la nostalgia. Puyazo, por ende, a la amnesia colectiva. Montera boca arriba, sobre la arena, para el olvido. He aquí el redondel de los recuerdos. El periodismo asimismo aguarda en toriles la grandeza de imágenes en blanco y negro. La tauromaquia y su propensión a la tauromagia. Más que teclear letras ahora chicoleo galanterías para la señorita Remembranza. Con una fotografía de ensueño. En Jerez intramuros siempre se supo bastante de toros. Incluso conocimiento de quien, surgida cualquier reunión más o menos improvisada en los tabancos de los dorados años 50 y 60, de repente interviene a modo de paseíllo de espontáneo en el uso de la palabra. Echarse al albero de la opinión es, aquí, palabra mayor. El tiempo, sí, es un cuatreño con bravío y bravura. Tanto en su paso insoslayable a pitón pasado como en su advenimiento a capote vuelto.

Por esta razón cogemos el toro por los cuernos para hablar de inmediato a propósito de la crónica de una faena maravillosa de la intrahistoria jerezana. Se trata de la peña Juan Antonio Romero, que disfrutara de varias sucesivas sedes en la ciudad y estuvo dedicada por entero a tan destacada figura del toreo, a la sazón apodado por Manolo Liaño como ‘el Ciclón de Jerez’. La peña taurina Juan Antonio Romero nació el 15 de noviembre de 1954. Tuvo su primer centro de reunión oficial en ‘La pandilla’, léase pleno corazón del barrio de San Pedro. No en balde el barrio de San Pedro también fue reconocido en su época como el de los toreros: en sus calles nacieron o vivieron algunos como Manuel Lara ‘Jerezano’, Ventura Núñez ‘Venturita’, el propio Juan Antonio Romero, Juanito Belmonte o el considerado nuevo valor en el ultimo año de la década de los 50 Pepe Salguero. El 12 de octubre de 1956 se bendijo e inauguró la nueva -y mítica- sede de esta peña taurina en el número 45 de la entonces rotulada como calle Cardenal Herrero -hoy calle Bizcocheros-. También contó con sede, muchos años más tarde, en la calle Gómez Carrillo número 7.

La peña Juan Antonio Romero estuvo además muy implicada incluso en labores sociales a favor de los vecinos del barrio de San Pedro. Más que reunión de amigos aficionados, la peña tomó naturaleza de institución con cierto arraigo mediático en la ciudad. Poco después de su creación ya contaba con doscientos cincuenta y tantos socios. Téngase en cuenta la calidad de los jerezanos que, por ejemplo, en 1959, formaban su junta directiva: a saber: director espiritual: reverendo padre Lino Muñoz Barbés, presidente: Ignacio Fernández Ramírez, vicepresidente: José A. García y Fernández, secretario: Francisco Larraondo Hernández, vicesecretario: Francisco Herrera de la Calle, tesorero: Manuel Aguilar Otero, vicetesorero: José Cardoso del Pino, vocal primero: Francisco Soto García, vocal segundo: José Sampalo Pérez, vocal tercero: Juan Luis González Pina, vocal cuarto:

Manuel Ibáñez Navarro y vocal quinto: Francisco Ceballos Cuevas. A su vez, y como firme y entregado colaborador, consta el letrado Manuel Fernández Hernández, quien curiosamente no sólo representó a la peña en el Congreso Taurino celebrado el citado año de 1959 en Barcelona sino que, además, solicitó que los empresarios taurinos crearan “una entrada pro-afición para niños menores de doce años”. La fotografía que ilustra este artículo corresponde a una convivencia de los miembros de la peña el 2 de mayo de 1957.

Como curiosidad constatemos que, con fecha 28 de febrero de 1958, el secretario Francisco Larraondo enviaba una misiva a los socios en los siguientes términos: “Por la presente tengo el gusto de comunicarle que, en los primeros días del próximo mes, llegará a esta ciudad nuestro titular Juan Antonio Romero, después de los éxitos diversos obtenidos en la temporada de Colombia. Como el día y hora respectivamente lo sabremos con el tiempo muy limitado, y nos será de todo punto imposible comunicarlo con la debida antelación a cada uno de los asociados, lo daremos a conocer a través de la prensa y radio local. Por este motivo le rogamos esté pendiente de esta publicación a partir del próximo día 5 de marzo en adelante, con el fin de que, con su asistencia, el recibimiento sea lo más brillante posible. Sin otro particular, y en la confianza de que acudirá a recibir a quien ha sabido dejar el pabellón de España y Jerez al mismo tiempo en lugar tan destacado, le saluda su afectísimo y seguro servidor”. La peña Juan Antonio Romero dio mucho de sí. Incluso una bonita noticia navideña que pronto también contaremos en este Jerez íntimo. Sirva esta primera columna como homenaje a una entidad que supo hacer de su afición gran virtud.