Jerez, verano de 1908: del ‘Petit-Club’ al cinematógrafo de la Alameda Vieja (I)

El guardia Antonio Rodríguez Márquez en hospital de Santa Isabel (Jerez, 1908).
El guardia Antonio Rodríguez Márquez en hospital de Santa Isabel (Jerez, 1908).

13 de agosto 2025 - 03:33

ACTIVEMOS la máquina del tiempo sin fuegos de artificio ni trucos del birlibirloque. De un fortísimo empujón -que gradualmente nos confiere velocidad de crucero- caemos de lleno en el verano -mediados de agosto- de 1908 de esta Muy Noble ciudad. Recorramos a pie -y no necesariamente a paso quedo- la contextualización local de tan remota fecha. En los Llanos del Valle, término de Jerez de la Frontera, se arrienda la dehesa llamada ‘Los Dornajos’. Asimismo una casa sita en la calle Santa Cecilia número 3. Ídem un piso principal de la calle Lealas 25. Otro de la calle José Luis Díez 7. Una bodega en Puerta del Sol 18. Otras bodegas en calles Justicia 28, Campanilla 4, calle Paúl 2 -con patio y agua abundante- así como casa en calle Ancha 22. Los jerezanos podían encontrar clarificarte de vino -elaborado a máquina y con aseo- en la calle Antona de Dios (a 50 céntimos el litro). Igualmente otros especiales para vinos anubados. También albúmina de huevo, cola de pescado superior a 13 pesetas el kilo, antifermento garantizado, “mejorador” de vinos tintos y blancos -a 14 pesetas la lata-, lejía antiséptica para lavar vasijas envinagras.

El 13 de agosto quedó abierta al público ‘La abundancia’ -calle Pedro Alonso 11-: nueva casa de compraventa mercantil: ropa, muebles, alhajas y todo objeto de valor “que convenga”, ofreciéndose al público cuantas facilidades a este comercio alcanzara. Dicho mismo día un amplio grupo de jerezanos se desplazan a Sanlúcar de Barrameda para la apertura, a orillas del mar, del restaurante ‘Viena-Miramar’, donde se garantizaba el buen servicio de pastelería, nevería y café, así como almuerzos. Todo bajo la profesionalidad del entonces popular maestro de cocina José Caballero Pérez. Un nuevo cinematógrafo del señor Alonso quedó instalado en la Alameda Vieja con tres sesiones diarias. Cuatro los jueves, sábados y domingos. El precio de las sillas oscilaba en 5 y 10 céntimos por sesión. El Teatro Eslava ofrecía funciones de la gran compañía lírica dirigida por LolaRamos y EmilioMasejo.

La corsetera americana María Eulalia Fernández, establecida en la calle Segismundo Moret 22 y 24, de la ciudad de Cádiz, se ofrece a las distinguidas señoras de Jerez para la confección de los últimos modelos, tanto americanos como ingleses y franceses. Puntualiza en sus textos publicitarios: “Desaparición completa del vientre sin desproporcionar las líneas generales del cuerpo, higiénicos, cómicos y perfectamente prácticos. Precios convencionales”. En Jerez corre el rumor -antesala de la noticia- que enseguida es contrastado: el 25 de julio quedó abierto al público, en la playa de la Puntilla -y a cargo de Antonio Ruiz-, el restaurante, pastelería y nevería ‘La Puntilla’ en la que se sirvieron además lunchs y encargos “de todas clases”. En la Plaza del Arenal 25 se encontraba el ‘Petit Club’, esto es: un depósito exclusivo de vinos finos de mesa de la casa de ÁngelSánchez Pacheco, de Valdepeñas, a pesetas 5 y 5,50 los 16 litros servidos a domicilio. A su vez vinos de Jerez de las soleras de Barrón, F. Aranda, y J. León, entre otros.

En la plaza Eguilaz 4 abría a diario su sede social la imprenta de ‘El Guadalete’ para todo tipo de trabajos -cartas de propaganda, circulares, mortuorias, prospectos, etiquetas, tarjetas y, en general, todo lo relacionado con la tipografía -coordinaba los encargos José Arcila Guinea-. Ciudadanos de las diferentes localidades de la provincia tomaban, en escogidos desplazamientos, los denominados ‘Vapores’ entre Cádiz y El Puerto de Santa María. En paralelo los Vapores de Ybarra y Compañía ofrecían servicios con salidas fijas entre Sevilla, Marsella y puertos del litoral e indistintamente salidas de Cádiz para Algeciras, Málaga, Almería, Cartagena, Alicante, Valencia, Tarragona, Barcelona y Marsella.

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