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Notas al margen
Los alcaldes que denunciaron la falta de médicos ante la sede de la Junta se marcharon de vacío. La propia consejera de Salud se mostró “totalmente de acuerdo” con sus quejas, pero de nada les sirvió. La sanidad deja bastante que desear en las poblaciones lejanas y de difícil acceso, porque el “déficit de médicos es brutal”. A Catalina García sólo le faltó unirse a ellos tras admitir las carencias, pero nadie de la Administración se dignó a recibirlos. En realidad no faltan médicos, pero necesitamos retenerlos con mejores sueldos y más estabilidad. Quizá habría que preguntarse si podemos permitirnos pagarle a cada joven 400 euros a los 18 años para que los gasten en videojuegos y conciertos, a la vez que viajan por ferrocarril por todo el país a precios de risas. ¿Qué es más importante: la salud o promocionar el ocio juvenil? En no pocos pueblos, los médicos son ya una especie en peligro de extinción. La triste paradoja es que sobran universitarios con vocación, que se quedan con las ganas porque las notas de corte de Medicina son de las más elevadas. Es preciso un gran acuerdo nacional y ofertar más plazas desde una buena planificación. Ofrecer tres mil plazas para estudiar sirve de poco si no cuentas con médicos para las tutorías de los residentes. Ningún adjunto puede preparar a diez jóvenes a la vez. Y existe otro problema: los estudiantes de Medicina, a la vista de la presión existente, cada vez se alejan más de la especialidad de médico de familia y la de pediatría. Prefieren repetir el examen MIR y dejar las plazas desiertas, antes que dedicarse a la Atención Primaria. El esfuerzo que hacen durante una década para terminar la carrera y la especialidad deseada, compitiendo con los mejores, no compensa con la responsabilidad y el salario que reciben, en comparación con lo que pagan fuera. Es natural que no les ilusione trabajar en un centro de salud a dos horas de casa, sin incentivos. Para colmo, además de la mala educación de algunos usuarios, la sobrecarga de trabajo cada vez es más palpable en la Primaria.
Igual faltan médicos, pero no será porque Andalucía no los forma. Si el problema tampoco está en el presupuesto, porque cada año se bate el récord, entonces estará en la gestión, ¿o no? Es curioso: cuanto más se invierte, menos satisfacción exhiben los usuarios. Por no hablar de las ayudas a la dependencia, que se pierden en el papeleo, mientras que los pacientes y sus familias se desesperan. O fallecen. Juanma Moreno apela a un pacto de Estado porque al parecer faltan sanitarios en todas partes. Ciertamente, la competencia entre las regiones por fichar a los mejores es feroz. Si Andalucía ofreciera lo mismo que las demás, la mayoría volvería a casa, ¿verdad? Sería vital para una Andalucía que cada vez depende más de su sanidad y de unos tratamientos que por fortuna existen, pero que, como destaca el presidente de andaluz, son muy caros.
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