Jesús Benítez
David Gilmour, alma viva de Pink Floyd
Descanso dominical
Con perdón. Una ardilla podría cruzar toda España hoy día saltando de cretino en cretino. Desde Tarifa a Finisterre. He pedido disculpas de antemano, vaya a ser que alguien se me ofenda. Que no se den por aludidos, por favor, los cráneos que están defendiendo, hinchado el pecho, que España tiene que presentar sus disculpas a México por la Conquista de América. No mames wey. La ocurrencia la expulsó de su cuerpo algún charro a las faldas del Cerro de Moctezuma y el expresidente López Obrador lo puso negro sobre blanco en una carta que envió a Felipe VI hace unos años. Nuestro monarca se está pensando todavía como responder de manera educada y regia a la misiva, donde solo se hacía referencia a este problemón que tiene México por culpa de todos nosotros, los malditos españoles, que somos una panda de saqueadores imperialistas. Usted también. Y su suegra. Todos. No se enoje porque de la polémica subyace algo muy positivo. Si es esta la gran preocupación de la clase política mexicana debe ser que ya está solucionado el asunto los cárteles del narcotráfico, los asesinatos indiscriminados, la trata de menores, la corrupción pandémica o la incómoda presencia en las calles de decenas de miles de personas pobres como ratas. Pendejadas.
La feroz crítica hacia España no solo viene del otro lado del Atlántico, sino que ha faltado tiempo para que ciertos compatriotas nuestros, tan cortos de miras para otras cosas, se hayan subido este carro de inmediato, ajustándose las cuentas consigo mismos y con sus antepasados por lo malísimos que fuimos hace 500 años… La estupidez de querer juzgar con los ojos de hoy lo sucedido hace cinco siglos se da la mano con la majadería representa este caso concreto desde el punto de vista histórico. “Delirio”, “sinsentido”, “absurdo”, son algunos de los calificativos que han salido de boca de los más reputados historiadores, como el catedrático Enrique Moradiellos, quien habla de un “verdadero despropósito” y añade: “Pedir nosotros tal cosa (…) nos llevaría probablemente, metafóricamente, al momento en el cual Adán y Eva fueron engañados por la serpiente. ¿Por qué? Sencillamente, porque todos hemos sido conquistados e invadidos”.
Eso sí, también les digo que en Jerez, puestos a pedir perdón, podríamos hacerlo por los locales de dudoso gusto y aún más dudosa reputación que pueblan las aceras de la avenida de Méjico, arrastrando desde hace décadas el nombre del Imperio Azteca y, sobre todo, la paciencia de los vecinos de la zona. Por último, también quiero poner un granito de arena a la resolución del conflicto y pido perdón ahorita mismo por todas las veces que canté a garganta rota la de Guadalajara es un llano, México es una laguna e hice revolverse en su tumba a Jorge Negrete. Eso no se hace.
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