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Adrián Fatou

La mirada del viajero

La Agrupación Fotográfica San Dionisio acoge una exposición de Faustino Rodríguez Quintanilla

25 de noviembre 2010 - 01:00

FAUSTINO, viajero y trotamundos incansable, recoge en esta muestra una pequeña selección de entre las miles de imágenes que ha ido obteniendo en sus innumerables viajes, por los lugares más recónditos del planeta.

Pero lo que más me ha sorprendido de Faustino no son sus imágenes, que sin duda tienen atractivo por si mismas, lo que más me ha sorprendido es su actitud ante el viaje y ante la toma de imágenes. Y me explico.

En una charla que el fotógrafo dio el pasado día 18 fue desgranando anécdotas, logística y sobre todo su filosofía de estos viajes.

Desde muy joven esa pasión por viajar le ha llevado, junto con amigos, a recorrer con absoluta libertad rutas impensables incluso para la mayoría de los más viajeros. La escena del Renault-4 ("cuatro/latas) pertenece a un viaje de juventud por el desierto del Sahara, tan de moda hoy. Los bidones de gasoil, colocados estratégicamente cada 10 km, indican con la abreviatura "TAM" que te encuentras en la ruta hacia el mítico oasis de Tammanrasset. Fuera de esos bidones mares de dunas y desierto casi infinito, sensación de pérdida pero también de absoluta libertad, nada que ver con la situación política hoy.

Pero puede que sean las montañas el elemento natural que más atrae y cautiva al autor. Es quizás la dureza del camino y el esfuerzo por superar pendientes lo que para él sea toda una metáfora de la vida, porque en definitiva toda vida sea un largo viaje y cada viaje singular una etapa. Concepto que contrasta con la imagen de esta niña, una "cholita" del Altiplano de los Andes, cuya vida seguramente va a transcurrir inmóvil junto a su rebaño de ovejas, llamas y alpacas.

Pero quizás sea la imagen del joven pakistaní con un fusil, de los territorios fronterizos con China, en la que Faustino mejor expresó su actitud ante los viajes y la fotografía, en la que mejor probablemente refleje su "mirada de viajero".

Cuenta que para que este hombre, acostumbrado a la violencia de las tensiones fronterizas, se dejara fotografiar, fueron necesarias varias horas de charla e incluso de compartir comida. Pero no con un planteamiento de conseguir su objetivo a cualquier precio, no como un trueque de falsa amistad por foto. La grandiosidad y la generosidad de la mirada viajera de Faustino creo que radica ahí, la foto no es lo primero. Lo importante no es conseguirla a cualquier precio. Si se obtiene, bien, pero lo verdaderamente importante del viaje es vivir el instante irrepetible, conectar con las gentes y su diferente visión del mundo, de su mundo. Lo importante es plantearse el viaje como la vida, y que la mirada del viajero sea mucho más que un instante robado. Que la imagen, de producirse, sea el reflejo de ese mágico momento de conexión con otro mundo, con otras gentes, pero con las que nos une algo en común. Y eso creo que es lo que hace especial la mirada de un trotamundos como Faustino Rodríguez.

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