Mutación o parálisis

Confabulario

03 de agosto 2025 - 03:05

Según la británica The Economist, el Gobierno de la nación debe salir de su actual parálisis, bien dimitiendo de sus cargos el señor Sánchez, bien mediante convocatoria de elecciones. Según el señor Lambán, en artículo de ayer sábado en El Confidencial, dicha parálisis no es un hecho accidental, sino el fruto de una estrategia a largo plazo, encaminada a procurar una mutación constitucional, cuyo resultado sería un Estado confederal y asimétrico, con dos únicos beneficiarios: el País Vasco y Cataluña.

Para el señor Lambán, ex presidente socialista de Aragón, el señor Sánchez ha sacrificado el poder político local y regional del PSOE en beneficio de una estrategia más amplia, que culminará sus ambiciones en 2027, junto a sus actuales socios, tras el interludio conservador que presumiblemente se avecina. Pero esto, al cabo, no dejaría de ser –repetir gobierno con la periferia xenófoba que hoy nos vampiriza– un proyecto poco atractivo para el resto de España, transfigurada en gleba servil y masa tributaria. Puede también que el señor Lambán se equivoque, y que el rumbo confederal de su partido no sea el que finalmente prevalezca, conjurando la mutación constitucional ahora en marcha. Si tienen razón los editorialistas de The Economist, tras el verano podrían producirse importantes cambios para el futuro inmediato de España. Si tiene razón Lambán (junto a los numerosos socialistas, hoy orillados, que mantienen una opinión muy similar), habremos dado otro paso hacia un lugar incierto. ¿En qué forma y en cuáles proporciones podría conformarse un gobierno cuyo partido mayoritario habría perdido su apoyo local y regional, precisamente por sus ambiciones estatales? O dicho de otro modo, ¿en qué grado y hasta qué momento le será suficiente al Gobierno actual, auspiciado por la derecha xenófoba de Puigdemont, la consabida amenaza de “que viene la ultraderecha”?

En dicha tesitura, mutación o parálisis, también cabría una tercera vía que agrupa y mejora las cualidades de ambas: mutación y parálisis, con el triunfo final de las exigencias de la periferia xenófoba –y progresista, claro– que encabeza el señor Puigdemont.

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