Cuchillo sin filo
El Compromiso Histórico
HABLANDO EN EL DESIERTO
LOS familiares de la laica inquisición van buscando símbolos franquistas a la luz de la Ley de Memoria Histórica, como los de la Santa Suprema buscaban herejías en las palabras y en el comportamiento de sus vecinos, en sus costumbres y hasta en sus comidas: bañarse para el sábado o no comer cerdo era suficiente para entrar en sospechas. Hacer chistes de la virginidad de María o dejar traslucir que la fornicación no era pecado sino instinto natural, ponía a los cristianos a un paso del potro. Estamos ahora en una asfixia parecida, pero en nombre de la libertad, la democracia y el progreso, nuevas deidades terribles, vengativas y celosas. Símbolos de Carlos V han pasado por franquistas, confundiendo el águila bicéfala coronada con la de san Juan evangelista, que sólo tiene una cabeza y lleva el nimbo de la santidad. Los diccionarios de símbolos -hay muchos- podrían sacar de dudas a los nuevos inquisidores.
El yugo y las flechas fue la divisa de los Reyes Católicos, en un siglo en el que los símbolos eran un lenguaje estético que se llevó a extremos. Léase El otoño de la Edad Media, del gran Huizinga, y tendremos una idea bastante ajustada de lo que significaba un color, unas formas geométricas, un objeto, una planta o un animal en el escudo de un caballero. Por sugerencia, se cree, de Antonio de Nebrija, tomando símbolos de Virgilio, los Reyes Católicos adoptaron el yugo y la flechas para significar la Unión de Reinos, como se llamaba entonces, y porque eran las iniciales de ambos: las flechas la F de Fernando y el yugo la Y de Isabel, según la ortografía de la época. La primera idea en el siglo XX de rescatar el yugo y las flechas como símbolo de unidad parte del socialista Fernando de los Ríos, pero no cuaja a pesar de que otros le siguen en la idea. Por la misma época, años 20 del siglo pasado, Rafael Sánchez Mazas insiste en los símbolos y, por sugerencia de éste, José Antonio, los toma para la Falange.
Lo que toca ahora para los juicios inquisitoriales actuales es saber a quiénes pertenecen los símbolos: a los Reyes Católicos por influencia clásica y borgoñona, a los socialistas que los querían para ellos, a Falange o a Franco, teniendo en cuenta que para Sánchez Mazas la Falange muere con la Unificación franquista. Los espías de la Ley de Memoria Histórica deben ser personas cultas para no desacreditarse, como en el caso de querer borrar el nombre de la jerezana calle Francos pensando que era en homenaje al Caudillo, o en proscribir las águilas imperiales de don Carlos I de España y V de Alemania, que están por toda la Europa donde imperó, para dejarnos en ridículo una y otra vez entre las naciones modernas y civilizadas. Las personas de bien no deseamos más que ser gobernados por gente democrática, ilustrada y con sentido común, no por inquisidores analfabetos que nada bueno pueden traer.
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