Lecciones francesas

El resultado de las elecciones en Francia debería hacer tomar nota a los partidos sistémicos en España sobre el riesgo de pactar con los populismos extremos

La primera vuelta de las elecciones a la Presidencia de la República de Francia certificó el pasado domingo que el auge de la ultraderecha es un problema de rango europeo, porque viene a confirmar que los cuerpos electorales cada vez tienen menos reparos a creer y apoyar las recetas populistas de esas opciones. Como ya ocurrió en la anterior carrera al Elíseo, Emmanuel Macron y Marine Le Pen se disputarán la Jefatura de Estado en la segunda vuelta, pero la diferencia respecto a 2017 es que la distancia entre uno y otro es de casi cinco puntos, con la candidata del Frente Nacional recortando ese trecho en los últimos días. En Francia se da por seguro que en 2022 no se repetirá un abrumador apoyo -dos de cada tres votantes- al presidente de la República para frenar a Le Pen, sino que será una segunda vuelta más ajustada. Los partidos tradicionales, los grandes derrotados dado su exiguo respaldo electoral, llamaron a hacer un cordón sanitario. La clave, probablemente, está en qué hagan los votantes del populista de izquierda Jean-Luc Melenchon, que fue el tercero más votado, porque el votante desencantado que abraza ese tipo de opciones puede pendular de un extremo al otro del espectro ideológico. El resultado francés deja algunas lecciones para España. En primer lugar, que hay un riesgo cierto para los partidos sistémicos de ser desplazados por opciones populistas, sobre todo si se pacta con ellas. Y tanto el PSOE, con Podemos, como el PP, con Vox (con el que gobierna Castilla y León desde ayer), han cedido a esa tentación. El auge de Vox en esas autonómicas de febrero y en los sondeos -también en Andalucía, que será la próxima cita con las urnas- señala que el desafío no es, ni mucho menos, despreciable. En segundo lugar, que para exigir cordones sanitarios hay que ser consecuente y ofrecer apoyo alternativo para poder aislar a la ultraderecha, lo que no ha ocurrido en España, como también acaba de demostrar el PSOE en Castilla y León. Aprender o no de esas lecciones será decisivo para el futuro político de España.

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