Hay que dar un vuelco a las cifras

En 2020, debido a la pandemia, se produjo la mayor caída del PIB en España desde la Guerra Civil y la EPA sumó más de medio millón de parados

LAS previsiones más pesimistas sobre la economía española se han cumplido y el año 2021 ha comenzado con los peores datos e indicadores que se recuerdan en nuestro país debido a la crisis provocada por el Covid-19. Basta con citar la caída del Producto Interior Bruto (PIB), que el año pasado fue de un 11%, un desplome histórico que además rompe con seis años seguidos de crecimiento (el último año de bajada fue 2013 con un 1,4%). Estamos ante la mayor caída del PIB desde el año 1936, cuando la Guerra Civil hizo que se desplomase hasta el 26%, y la mayor de toda la OCDE. Este dato tan negativo ha venido acompañado de las cifras de la Encuesta de Población Activa (EPA) correspondiente al cuarto trimestre de 2020, que arrojan el resultado de que en España se destruyeron 622.600 empleos y se sumaron 527.900 parados el año pasado. Una brutal subida del desempleo que, casi en paralelo con el PIB, ha puesto fin a siete años seguidos de descensos. Según la EPA, el número de parados en España alcanzó una cifra total de 3.719.800 en 2020, con lo que la tasa de desempleo cerró en el 16,13% tras subir 2,35 puntos. En estas circunstancias y todavía en plena pandemia, es necesario que se adopten medidas que puedan reactivar la economía y abandonar la confrontación política que de nada sirve. Es cierto que la expansión del virus impide que se pueda desarrollar una actividad económica con normalidad en estos momentos, pero hay que ir preparando el terreno para que España pueda recuperarse en el menor tiempo posible cuando la pandemia esté controlada. Para ello es muy importante que la administración de la vacuna alcance mayor velocidad que la actual y que no se convierta en un nuevo foco de conflicto político. Si no queremos que los datos terribles con los que acabó 2020 sean aún peores en 2021, hace falta también una gestión eficaz de los fondos europeos que han de llegar a nuestro país y para ello, nuevamente, el acuerdo político alejado de cualquier rentabilidad partidista es la única garantía de éxito. Hay que exigirles una vez más altura de miras a nuestros dirigentes para darle la vuelta a unas cifras tan negativas.

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