Muere Álvaro Domecq

Álvaro y Amaría, dos ramas del mismo entronque

Álvaro Domecq y Ana María Bohórquez con Norma Duval en la Feria del Caballo
Fátima Ruiz de Lassaletta
- Académica de la Real de San Dionisio

Amaría era el nombre -contraccion fonética de Ana María-, con el que le llamaba su madre, doña Sole, y Poty era por el que respondía a sus amigos y familiares. La conocí en 1966 y pronto llegó a su casa pequeña de la plaza de las Angustias, una dispuestisima Salus Infirmorum, nany para su hijo por venir, Santiago. Desde entonces- como todos quienes le conocimos- solo recibimos de ella simpatía y favor.

A Álvaro, consecuentemente pues eran concuñados, le conocí por aquellos años de la segunda mitad de los años sesenta, cuando le llegó la inmensa carpa para cubrir un picadero de tierra de albero, que el alcalde Cantos Ropero le autorizó plantar en terrenos del Hontoria. Rodeado de su maravillosa esposa Maribel, de su amigo y pariente Javier García Romero, de los hermanos Diosdado, de su mayoral El Pelao y de la voz de Pepe Marín -al microfono- les admiré en ensayos y empeños para poner en marcha su proyecto del espectáculo ecuestre 'Como Bailan los Caballos Andaluces', que fue una magna realidad muy pronto.

Y tengo que hacer un inciso personal, aunque ello sea desaconsejado -como usar gerundios- por los buenos escritores para compartir que nací a mediados del siglo pasado, literalmente, con los ojos abiertos. Aclaración para amigos y conocidos que han dudado de que viví lo que escribo.

Al caballero rejoneador Álvaro Domecq Romero le seguía también, desde 1965, en un asiento de la tercera fila del tendido 1 y cada una de las dos ferias locales había corrida con un toro de rejones, que se llegaria a convertir también por impulso de Alvarito en la Corrida del Arte de Rejoneo. Y si don Álvaro padre llegó a declarar que 'Cañero es más figura que yo, pero yo rejoneo más fino', su hijo y sucesor -que caía también como su progenitor en la silla de sus caballos- fue siempre el más alegre toreando en las décadas que recorrió todos los ruedos de España.

Y si don Álvaro le regaló a su hija Fabiola un Seat 600 cuando fue reina-vendimiadora jerezana, la Poty le pidió a don Fermín su padre que les regalara un enganche a la Limonera, llegando a ser en pocos lustros no sólo una excepcional auriga, sino una constante participante con sus variados enganches en el brillo y empaque de las Ferias y concursos de Jerez y Sevilla.

A esa figura entrañable de ganadero de Torrestrella, que nos ha dejado, también le debe el sector Jerez y Brandy -desde los accionistas, hasta 'El Chule' en su lavadero de botellas del que nos contó recientemente- el que el nombre de Jerez, el apellido de su Casa y Marca, no sólo estuviera en los carteles de la mayoría de las capitales taurinas, también en Hispanoamérica, sino que el mundo del toro bajara de los anaqueles las botellas de Jerez, todos los días de fiesta.¡Hasta que se agotarán en los hoteles y restaurantes todas las marcas! Como sabíamos y preveíamos quienes fuimos acólitos intemporales, de ese Embajador de Jerez que fue Alvarito (que aún hoy sus sobrinos utilizan el diminutivo para rezar por el...).

Amaría, como opté dirigirme a ella -al igual que el padre Ortuno dijo, en la edificate plática del solemne funeral, que solo le llamaba Ana María- fue la dama más caritativa y generosa que conocí. Una fervorosa Antoniana, de la Pía Unión Franciscana, todo le parecía poco para los necesitados materiales. Y como camarera de su Hermandad del Señor de las Penas y Nuestra Señora del Desconsuelo, un modelo de entrega y presencia asidua.

El ganadero, caballero rejoneador, fundador de la Real Escuela de Arte Ecuestre -por la que pasan en Jerez varias decenas de miles de personas al año, merecería que al nombre de su fundación- como a Barajas se le añadió el nombre del demócrata Suárez- se le llamara en un futuro R.E.A.del A. E. Álvaro Domecq. Porque solo el agradecimiento de los pueblos invitarán a que los hombres de iniciativa y mecenas lo sigan siendo.

Para Ana María Bohórquez Escribano pediría un monumento mediano -como ella era de estatura e inmensa de corazón- en el Real de la Feria, con su phaeton a la húngara, sin lacayo, que al cielo ha partido guiándolo sola, siguiendo el eco de las batidas que allí le organiza Jaime a San Humberto, y al olor de las mesas florales, en las que Mercedes y Fabiola ayudan a Santa Marta, en los primeros de junio, cuando Fermín recuerda que llega la conmemoracion del Pentecostés de la Madre de Dios...

También te puede interesar

Lo último

stats