En el término municipal de Jerez se encuentran parajes naturales, joyas de gran interés medioambiental. Un claro ejemplo es la reserva natural de la Laguna de Medina, la de mayor extensión y profundidad de la provincia de Cádiz y la segunda mayor de Andalucía, sólo superada por solo superada por la de Fuente de Piedra.

Ubicada junto a la autovía Jerez – Los Barrios y cercana a las barriadas rurales de Las Pachecas, La Ina y Rajamancera a 10 kilómetros del núcleo urbano de Jerez, se trata de un entorno de suaves colinas cultivadas cuyas pendientes dirigen el agua de lluvia hacia la laguna. Además, bebe del arroyo de Fuente Bermeja, su principal aporte de agua. Este humedal tiene un carácter semipermanente, alcanzando dos metros en las zonas más profundas y llegando a secarse completamente en los veranos de años poco lluviosos. Está situada muy cerca de otras dos lagunas menores, la de Las Canteras y El Tejón. Los suelos de yesos, arcillas y margas que rodean la laguna son los responsables de la salinidad de sus aguas.

Sendero

Se puede pasear a lo largo del sendero que discurre junto a la laguna de 2,75 kilómetros, de dificultad técnica fácil que se recorre en poco menos de una hora. Antes de comenzar, puedes acercarte hasta el mirador a pocos metros del inicio del sendero y que ofrece unas vistas de la laguna. Ésta posee un papel protagonista como centro de invernada, reproducción y descanso migratorio de muchas aves. Llegan a concentrarse allí hasta 20.000 ejemplares de especies de aves. A día de hoy este enclave posee de una reconocida importancia internacional para la avifauna acuática.

Laguna de Medina.

En algunas zonas del recorrido, la laguna apenas es visible, debido a la abundante vegetación que la rodea como un cinturón vegetal formado por carrizos, eneas, tarajes y castañuelas que constituyen un hábitat privilegiado para aves en peligro de extinción. Alejándose del humedal, la vegetación dominante es el matorral mediterráneo, bien conservado en algunos puntos, con acebuche, lentisco, palmito y jaras. Seguidamente aparece el paisaje rural de los típicos cortijos de la campiña de Cádiz, principalmente entre cultivos de cereal y girasol.

Curiosidad

Algo que muchos ignoran de este lugar es que en sus alrededores hay diversos yacimientos arqueológicos, como el poblado turdetano del Cerro del Viento, usado como cantera para extraer materiales.