El término árabe ‘Al-qasr’ define un conjunto de edificios rodeados por murallas, que concentraban y constituían la sede del poder político y militar de la época. El Alcázar de Jerez, de arquitectura almohade, se erigió en el siglo XII. Cuenta con un perímetro de 4 kilómetros que en su día guardaban una ciudad de 46 hectáreas y acogía a unos 16.000 habitantes. Fue declarado monumento histórico-artístico por el gobierno de la República en el año 1931.
La puerta de la ciudad. Es el único punto de acceso que comunica la ciudad con el alcázar. La entrada está formada por una gran puerta de estilo almohade con arco de herradura.
Los baños árabes. Eran de uso privado para los residentes de la fortificación. Están divididos en tres espacios diferenciados: la sala fría, la templada y la caliente.
La mezquita. Es la única conservada de las 18 existentes durante la época islámica. Entre sus elementos destacan los propios de este tipo de edificios religiosos como es el alminar, torre desde donde se llama a la oración; el patio de las abluciones o la sala de oración.
El molino de aceite yantigua almazara. Datan del siglo XVII y en su interior se puede observar el molino y la sala de la viga, donde se ubica la prensa de madera que se encargaba de extraer el aceite.
El Palacio de Villavicencio. Construido por la familia de la que conserva el nombre sobre un antiguo palacio islámico en el siglo XVIII. En su torre se encuentra la Cámara Oscura, uno de los reclamos turísticos más importantes, que permite observar la ciudad a vista de pájaro.
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