Esta playa casi salvaje de aguas turquesas poco conocida está en Chipiona y presume de bandera azul

No hay una lotería que dé más premios que la costa gaditana. Vayas a la playa que vayas de las 170 que contempla el litoral de la provincia de Cádiz, es un acierto seguro (salvo muy contadas excepciones). Algunas de ellas, se encuentran en la Chipiona, Rota o Sanlúcar, a muy pocos kilómetros de Jerez y la mayoría suelen ser muy conocidas y concurridas.

Sin embargo, hay otras que no son tan famosas. Existe una playa salvaje de aguas turquesas poco conocida. Se ubica en Chipiona, a 34 kilómetros de Jerez y, además, presume de Bandera Azul desde 2006. Esta distinción es otorgada por la Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor (ADEAC). Cuando una bandera ondea en la playa quiere decir que ésta presenta un estándar de excelencia al cumplir unos criterios estrictos en cuanto a calidad del agua, gestión medioambiental, seguridad, servicios e información y educación ambiental.

La playa del Camarón de Chipiona no es la única que cuenta con ella en Chipiona. La playa de Regla, Cruz del Mar-Canteras, Micaela y el Puerto Deportivo también la lucen con orgullo. Pero también es cierto que es menos conocida, algo que incrementa su encanto.

Playa del Camarón-La Laguna de Chipiona

Esta playa chipionera es semiurbana, casi salvaje, de arena fina y dorada que a la par cuenta con gran cantidad de servicios e instalaciones disponibles para su uso público. En total, se prolonga a lo largo de dos kilómetros de costa, y 45 metros de ancho. Está delimitada por la playa de Regla y de las Tres Piedras, entre la punta de Cuba y la de Camarón de la que recibe su nombre.

National Geographic la incluye entre las cinco mejores de las 170 playas gaditanas. De gran belleza y tranquila, permite caminar por su orilla durante horas.

Los amantes del deporte en plena naturaleza pueden practicar allí todo tipo de deportes: wind-surf, vela, running, entre otros.

Riqueza natural

Esta playa casi salvaje y poco conocida alberga ecosistemas protegidos, como corrales de pesca tradicionales, cordones dunares, vegetación autóctona y una biodiversidad que deben preservarse. Sus piedras y conchas forman parte del sistema costero. Se considera una protegida, de ahí que, para acceder a ella, debamos atravesar las plataformas de madera.