Flamenco

Carrete de Málaga cierra la temporada flamenca en el Teatro Real

  • El veterano bailaor actuará el próximo 21 de julio acompañado del cante de la sanluqueña María Mezcle

Carrete de Málaga cierra la temporada flamenca en el Teatro Real

Carrete de Málaga cierra la temporada flamenca en el Teatro Real

El bailaor José Losada Santiago, más conocido como Carrete de Málaga, será el encargado de cerrar la temporada de Flamenco Real con el espectáculo "De El Perchel al Teatro Real", acompañado por Luisa Chicano en el baile, Joni Jiménez, a la guitarra, y María Mezcle, en el cante.

Aprendiendo a bailar antes que a dar sus primeros pasos, se forja la leyenda de José Losada Santiago, Carrete de Málaga, el hombre al que los más grandes apodaron "el monstruo" y que ahora, sin nostalgia y con firmeza, actuará el 21 de julio en el Salón de Baile del coliseo madrileño.

El Carrete es uno de esos flamencos hecho a sí mismo. Nacido en Antequera, en el seno de una familia de gitanos trashumantes, en fecha imprecisa (1941), ya que sólo se conserva su partida de bautismo, toma su nombre artístico del apodo de su madre, a la que llamaban La Carreta.

De sus primeros años, marcados por el hambre, la vida en la calle y la búsqueda de los restos de las cosechas por las carreteras y los caminos, el bailaor recuerda: "Mi madre tiraba el trigo en la carretera y me decía 'anda Carretillo baila'. Y yo bailaba sobre el trigo. Que todavía tengo clavaos en los pies las espigas y el ritmo metío en la cabeza", señala este lunes en una nota de prensa.

Tras su paso por el reformatorio, del que se escapa para seguir bailando, es descubierto por El Niño de Almería, que lo lleva a aquellos primeros tablaos de Torremolinos de los años 50 y 60, donde conoce a grandes artistas (Farruco, Antonio o Carmen Amaya) de los que aprende mirando, y baila para estrellas del cine (Anthony Quinn, Brigitte Bardot o Sean Connery) y en fiestas de la "jet set" de la Costa del Sol.

Esta historia de novela se construye con un artista de baile intuitivo que desarrolla una técnica única, depurada, de personalidad arrolladora y un zapateado diabólico difícil de imitar, con desplantes que sorprenden y arrebatan.

No en vano, grandes del flamenco como Camarón -que se desplazaba a La Línea para ver bailar "al monstruo", como le llamaba- o Paco de Lucía –que le tocaba la guitarra y le pedía "Carrete, léeme la Biblia"-, por mencionar sólo a algunos, le consideraban maestro de maestros.

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