Estévez & Paños: “Hay una labor de investigación pero también musical y de movimiento”

XXVI Festival de Jerez

Rafael Estévez y Valeriano Paños presentan esta noche en los Museos de la Atalaya su último montaje, ‘La confluencia’

Valeriano Paños y Rafael Estévez posan para Diario de Jerez.
Valeriano Paños y Rafael Estévez posan para Diario de Jerez. / Miguel Ángel González
Fran Pereira

04 de marzo 2022 - 23:50

Después de ‘El sombrero’, exhibido en 2020 en el Teatro Villamarta y donde se analizaba de manera exhaustiva todas aquellas aportaciones de los ballets rusos a través de aquel ‘El sombrero de tres picos’ de Manuel de Falla, Rafael Estévez y Valeriano Paños regresan al Festival para presentar una de sus últimas creaciones ‘La confluencia’ (Museos de la Atalaya, 23:00 horas).

“‘La confluencia’ en una suite de música y baile hecha desde un lenguaje actual y el resultado de una ardua labor de investigación en la raíz de los códigos del arte flamenco. Es una lectura que hacemos de ello y en ella conviven desde el baile flamenco actual creado por nosotros a la danza contemporánea, al aurresku, al verdial, a una variación de Juana de los Reyes Valencia ‘Tía Juana la del Pipa’, a bailes de cortes como La Zarabanda una vez que pasa de España a Europa, de los tangos trianeros...En fin, una mezcla de todos esos elementos primigenios que confluyen para que nazca el arte flamenco”, apunta Rafael Estévez.

Detrás de este nuevo trabajo hay “una gran labor de investigación, no solamente a nivel histórico, sino en cuanto a lo musical y el movimiento. La verdad es que ha sido un trabajo apasionante”, añade.

“Reinterpretar todo eso desde nuestro bagaje y teniendo en cuenta en el tiempo en el que estamos, es divertido. El espectáculo tiene eso, la creación fidedigna de Tía Juana, pero también tiene la interpretación y el buscar e indagar, por ejemplo, en un fragmento que hacemos con los romances, donde pasamos por sus personajes, la condesita, el rey....siempre desde un punto de vista masculino porque ‘La confluencia’ la intergramos ocho hombres”, añade Paños.

Al margen del trabajo de investigación, donde hay horas y horas de estudio, Estévez y Paños han prestrado especial atención al movimiento. “De hecho, algunos de los bailarines que ya han hecho con nosotros varias cosas, como Alberto Sellés o Jesús Perona, nos decían, pero ‘¿por qué nos habéis cambiado de nuevo todo el lenguaje?. Todo ese trabajo de investigación del movimiento, que en un 95% corre a cargo de Valeriano, ha sido intenso”, asegura Rafael Estévez.

“Es importante que nuestros bailarines tengan versatilidad, porque aparte de la técnica, que todos tienen, buscamos la personalidad y que sean versátiles, porque al final, eso les servirá en el futuro. Les ponemos en situaciones incómodas que al final les sirven para descubrir condiciones sin explotar. Nuestra prioridad es el espectáculo, no el artista. El artista es importante, pero sí que es verdad, que para Rafael y para mí, la prioridad es el global y si hay que sacrificar el solo de alguien, vamos a hacerlo por el bien de la obra”, añade Paños.

Como ya les ha ocurrido en otros montajes, la puesta en escena de ‘La confluencia’ ha servido “para aprender y adquirir experiencia. Tenemos una esencia que es inamovible, pero hay otros conceptos que sí han cambiado. Al final, como decía Enrique Morente cuando cantaba por seguiriyas, ‘se cambiaron los tiempos, he cambiaíto yo, donde no hay escritura, no hay obligación’. De eso se trata, de madurar, y cosas que hace 15 años desechábamos, hoy son importantes, y viceversa”.

“Fíjate-prosigue Estévez-que ‘El sombrero’, el último espectáculo que traímos a Jerez, nos sigue generando material, porque incluso ha tenido un hijo, que se llama ‘El cuaderno’ y seguro que tendrá más, porque fue algo muy grande, la primera confluencia entre la danza y el flamenco de cara a lo que es lo escénico. Ahí hay muchos genios con nombres y apellidos que confluyen. En este, en cambio, hemos querido ahondar en esos genios anónimos que confluyeron de forma natural a lo largo de los siglos, dejando sus elementos, sus colores”.

Rafael Estévez y Valeriano Paños, en la Avenida Álvaro Domecq.
Rafael Estévez y Valeriano Paños, en la Avenida Álvaro Domecq. / Miguel Ángel González

No obstante, como tiene claro Valeriano Paños, “cada vez que salimos al escenario nuestra responsabilidad es mayor, de eso somos conscientes, pero también queremos divertirnos y pasárnoslo bien, venimos de una pandemia. Eso es lo que hemos hecho en ‘La confluencia’, disfrutar, alimentarnos de nuestros propios compañeros y eso ha sido maravilloso”.

En el apartado musical, la obra cuenta con una figura llamativa, Rafael Jiménez ‘El Falo’, una persona, que como reconoce Rafael Estévez, “admiramos y respetamos profundamente. Ha aportado toda su sabiduría, su sensibilidad, su madurez, sus vivencias...Todo lo que aportan los grandes maestros, en este caso del cante”.

“Conozco muy bien cómo es y su repertorio y en eso nos hemos basado para que se sintiera cómodo y diera lo mejor de sí, que siempre lo da porque es generoso. Con él y con Claudio Villanueva, creador de la música, que ha sido todo un descubrimiento, hemos aprendido mucho. También con el percusionista Iván Mellén, que conoce todos los toques de percusión de cada pueblo de España y muchas partes del mundo, y no por tutoriales de You Tube, sino porque ha estado in situ en los sitios”, prosigue Rafael.

Preguntados si el público se muestra receptivo cuando se le ofrece un espectáculo de este tipo, es decir, que contiene un contenido muy rico a todos los niveles, Estévez admite que “eso está ocurriendo. Está claro que al público hay que educarlo, pero no sólo los artistas, sino también los programadores y también los críticos. Es una responsabilidad de todos. Si todo eso está en sintonía, tendremos un público que sepa discernir lo original de la copia, lo bueno de lo malo, lo que es flamenco y lo que no. Y no entro en el viejo debate de qué es puro y qué no es puro. Pero sí es verdad que es importante qué es bueno y qué no, y qué debe estar en una programación y qué no, y eso todavía no se sabe”.

En lo que llevamos de Festival, Rafael Estévez y Valeriano Paños han participado de alguna forma en algunos espectáculos, como ‘Reverso’ de Macarena López o ‘Flamenco: Espacio creativo’ de Alfonso Losa. “La verdad es que llevamos mucho tiempo dirigiendo a muchos artistas, desde Rocío Molina, a Olga Pericet, Ana Morales, David Coria, El Choro, Concha Jareño, el Ballet Flamenco de Andalucía....Creo que, modestia aparte, -apunta Paños-es una recompensa a nuestra honestidad y la forma en la que nos gusta trabajar. Estamos muy agradecidos a todos los que nos llaman, incluso a los que tenemos que rechazar, simplemente por una cuestión de tiempo y de que tenemos nuestra propia compañía”.

“Es algo gratificante en todos los aspectos-interrumpe Estévez- porque el hecho de llamarnos es algo increíble. Este año hemos trabajado con Macarena, que lleva 10 años en nuestra compañía, y ha sido muy bonito, igual que con Alfonso (Losa), porque nos ha dado la energía que a veces, con el tiempo, pierdes. A Alfonso lo conozco desde que éramos chavales, con decirte que la maestra María Magdalena nos puso ‘Zipi y Zape’”.

“Hacemos un traje a medida a cada persona y entre los dos abarcamos mucho, entonces, trabajar con según qué artista, para nosotros es perfecto”, concluye Valeriano.

Dos jovencísimos Rafael Estévez y Valeriano Paños, recogiendo el premio de manos de Faustino.
Dos jovencísimos Rafael Estévez y Valeriano Paños, recogiendo el premio de manos de Faustino. / Miguel Ángel González

La pérdida de Faustino Rodríguez en los últimos días también ha causado especial tristeza entre Rafael Estévez y Valeriano Paños, de hecho, el día que se conoció su fallecimiento colgaron en sus redes sociales una foto en la que ambos recibían, de manos del propioFaustino, aquel primer Premio Revelación en 2008. “Para nosotros ha sido una noticia muy triste porque aquel premioRevelación, con ‘Flamenco XXI. Ópera, café y puro’ supuso para nosotros un gran empuje. Faustino fue su impulsor y nos recibió y nos agasajó con esa alegría y esa risa amplia, ‘ay guapo, qué te quiero’. Siempre nos trató bien, tanto él como su señora Carmen, y nos dio mucha pena cuando nos enteramos. Además, él vino muchas veces a vernos y cada vez que entrábamos en su casa, nos trató a cuerpo de Rey. Lo vamos a echar de menos”.

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