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Serranito recorre su trayectoria profesional en el último Encuentro Flamenco de la UCA

  • El guitarrista madrileño fue entrevistado por el periodista Fran Pereira en una jornada emotiva a la que acudieron también otros artistas como María Vargas o el Gómez de Jerez

Víctor Monge 'Serranito', junto a Fran Pereira.

Víctor Monge 'Serranito', junto a Fran Pereira. / Pascual

El guitarrista Víctor Monge 'Serranito' fue el encargado de cerrar el ciclo Encuentros Flamencos que ha organizado la Universidad de Cádiz durante este otoño-invierno y que ha contado con la presencia de artistas consolidados como María Pagés o Rocío Márquez.

El salón de actos del Edificio Indess fue el escenario elegido para esta cita, que reunió sobre una misma mesa al guitarrista madrileño y al periodista jerezano Fran Pereira. No faltaron algunos compañeros de profesión como María Vargas, El Gómez de Jerez y Estela Zatania. Ambos fueron diseccionando, a lo largo de una hora de conversación, parte de la amplia trayectoria del artista, que a punto de cumplir 80 años, se encuentra inmerso en su gira de despedida, una gira que comenzó el pasado año en el Festival de la Guitarra de Córdoba y que le ha llevado por distintas localidades españolas. De hecho, en apenas unos días, el 19 de febrero, actuará en Jerez, dentro del Festival de Jerez.

Serranito recordó sus inicios en el mundo de la guitarra, un mundo que descubrió gracias a "mi padre y a mi hermano. Mi padre era ebanista, pero tocaba un poquito la guitarra, cuatro acordes para cantar tangos argentinos. De hecho, empecé así, me aprendía esos tangos y los cantaba".

Su acercamiento al flamenco, no obstante, llegaría merced a "una chica de la que me enamoré y que bailaba flamenco. Un día la vi bailar con un guitarrista y le dije a mi padre, 'papá, quiero tocar flamenco'. Se llamaba Manolita Cordero, y claro poco a poco fui metiéndome en el flamenco".

Su aprendizaje fue principalmente "autodidacta", confesó, "me iba a la academia de Las Celindas, que era donde ella bailaba y allí me ponía con el guitarrista que tocaba los bailes y una pianista. Me iba fijando y aprendiendo". Ello se cumplimentó "con unas clases a las que mi padre me apuntó con un tabernero de Blasco de Garay. Mi padre dejó de fumar el tabaco rubio, fumaba negro para pagarme las clases en la mismísima taberna. Me di cuenta entonces que tenía una gran facilidad para aprender, por eso a los 12 años, hicimos, junto a mi hermano, el grupo llamado 'Los serranos', que es de donde viene mi nombre artístico". 

El guitarrista recordó con nostalgia sus andanzas con "El Perlo de Triana, mi compadre y padrino de mi primer hijo", quien le llevó a escuchar a Manolo de Huelva. "Tocándole al Perlo me escuchó Manolo de Huelva, porque hice una falseta suya, y se quedó asombrado. Cuando terminé, me dijo 'te ha faltado una cosa', y me la cantó. He tenido mucha suerte en ese sentido".

Serranito recorrió los tablaos de Madrid a partir de los años 60, donde recordó sus experiencias con sus compañeros "porque allí estaban los mejores. Además, solíamos ir a vernos unos a otros, y lo mejor estaba al final, cuando terminábamos de fiesta hasta bien entrada la madrugada".

Un momento del encuentro. Un momento del encuentro.

Un momento del encuentro. / Pascual

Apuntó sus experiencias con Andrés Segovia. "De mí dijo una cosa que me favoreció y me hizo muy feliz. Hablando con don José Ramírez, el constructor de guitarra, le dijo 'he escuchado a un flamenco que es el que menos me disgusta. ¿Tú lo conoces?. No lo voy a conocer, le respondió, porque yo era como un hijo para José. Así que me invitó a su casa de Granada en una merienda-cena. Toqué para él y recuerdo que estaba muy nervioso. Y luego, tras la comida, le pedí permiso para volver a tocar y le gustó. Aprovechando aquello le pedí que me hiciera una recomendación para el Queen Elisabeth Hall en Londres, donde yo iba a tocar al poco tiempo. Y me lo hizo". 

Uno de los logros del madrileño fue defender la guitarra como solista en los festivales. "Yo quería interpretar mis temas, y en más de una ocasión tuve que rechazar propuestas para tocar en festivales porque le decía a Pulpón que yo quería tocar solo, era esa mi ilusión. de hecho, en el Café de Chinitas era el único que tocaba con aquello de 'Serranito y sus guitarras'. De eso es algo de lo que estoy muy orgulloso, y espero que los guitarristas de hoy sigan defendiendo a la guitarra solista. Gracias a Dios y gracias a esa insistencia he podido recoger el mundo".

Se acordó de Manolo Cano y Mario Escudero, guitarristas que "también hicieron mucho por la guitarra, porque por ejemplo Manolo peleó mucho en Córdoba para que la guitarra solista tuviera su sitios".

También tuvo tiempo de repasar algunos de esos viajes por todo el mundo, como el de la India, "donde llevamos por primera vez el flamenco. Fíjate cómo fue aquello que tuvimos que llevar hasta los equipos de sonido e iluminación, porque allí no había nada".

"Ahora, por desgracia, salen más los ballets, nos han ganado terreno, y los guitarristas más jóvenes tienen más dificultades para salir a tocar. Pero bueno, tienen que seguir luchando como lo hicimos nosotros. A mí me encantan los jóvenes porque además aprendo mucho de ellos".

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